
En el último mes se ha hecho popular un artículo que asegura que el sufrimiento de los hombres por encender la llama en la intimidad había terminado. El desespero por no conseguir la chispa que prendiera los motores del deseo los llevaba a iniciar una practica anónima que consistía darle al tobillo de la mujer una pequeña descarga eléctrica.
Fueron varias parejas las que expresaron por medio de redes sociales que el método estaba haciendo efecto y mejorando su vida sexual. La monotonía desaparecía con cada choque eléctrico.
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Parecía que el 'juego previo' estaba mandado a recoger. La efectividad y satisfacción sexual se alejaba de la zona íntima para irse a las extremidades. Los alimentos afrodisíacos pasaban a un segundo plano. Los tobillos eran el nuevo clítoris.
¿En qué consiste?
Durante un estudio, se le suministró una leve carga eléctrica al nervio extendido desde los pies hasta la columna vertebral. El punto de acceso hacedero son los tobillos. La sensación: un hormigueo. Luego del estudio, los datos recopilados mostraban aumento en el suministro de sangre, creando, lo que parecía ser, una nueva versión del viagra femenino. Justo después de analizar el resultado, se dieron cuenta que podrían ayudar a mejorar la vida sexual de miles de mujeres.Se hicieron pruebas en ratas de laboratorio. El resultado era similar. Mejora del flujo sanguíneo."Esperamos que esto pueda ayudar a muchas mujeres que sufren de disfunción sexual", aseveró el director de investigación, Tim Bruns. Asimismo, la investigación reveló que el golpe en el tobillo puede aumentar el flujo de sangre en un área más íntima pero aún así se están realizando más estudios para comprobar su efectividad en la zona íntima femenina. En diálogo con KienyKe.com, el médico sexológo de la Universidad de Barcelona, Fernando Rosero, explicó que realmente su éxito no está demostrado. Todos los estudios no han podido comprobar que científicamente funcione. No ayuda y no presenta respuesta.
"Si esto fuera cierto, estaríamos frente a la cura de disfunciones orgásmicas y trastornos de excitación", reitera Rosero.