En un nuevo giro de tuerca, que ha pasado por la suspensión temporal de los ensayos con hidroxicloroquina y su reanudación hace un par de semanas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció ayer que detiene los ensayos clínicos de este fármaco en pacientes con COVID-19 dentro de su proyecto Solidarity.
Esta decisión se produce, según la institución, tras analizar nuevos datos que apuntan a que este medicamento antipalúdico no reduce la mortalidad de las personas afectadas.
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La hidroxicloroquina ha sido uno de los fármacos más mediáticos en esta pandemia, entre otras cosas, por haber sido promovido por Donald Trump y sus aliados. También porque un estudio relacionado con este medicamento acabó en un escándalo que terminó en la retractación de los autores.
Ayer, la experta de la OMS Ana María Henao-Restrepo señaló en una rueda de prensa on line que “los investigadores responsables de este ensayo en Solidarty habían examinado las pruebas recientes y habían decidido dejar de reclutar nuevos pacientes”.
Según la organización, la decisión se basa tanto en los datos de su ensayo como en otro llevado a cabo en Reino Unido, que determinó que el medicamento no ayudaba a los pacientes de COVID-19, y en una revisión de otras pruebas sobre la hidroxicloroquina.
Fin de las pruebas aleatorias
Para la institución sanitaria, "la hidroxicloroquina no reduce la mortalidad de los pacientes hospitalizados por COVID-19, en comparación con la atención estándar". Esto supone que la OMS ya no realizará pruebas aleatorias con este fármaco en pacientes. Aquellas personas que estén en medio del ensayo pueden elegir entre continuarlo o dejarlo después de consultar con su médico.
A principios de esta semana, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) retiró la autorización de uso de emergencia de la hidroxicloroquina tras concluir que puede no ser eficaz para curar las infecciones y que sus posibles beneficios no superan sus riesgos conocidos y potenciales.