La Ministra de Salud y Protección Social, Carolina Corcho Mejía, formalizó la asignación de recursos para equipos biomédicos que dotarán el hospital San Francisco de Quibdó, avaluados en $3.202 millones. Los equipos, que están en proceso de adquisición por parte de esa Empresa Social del Estado (ESE), permitirán mejorar el acceso a los servicios de radiología e imágenes diagnósticas de mediana complejidad.
Se trata de un tomógrafo, una torre de endoscopia y un mamógrafo conseguidos con dineros comprometidos desde diciembre de 2022. Valga recordar que, al anuncio de adquisición de los equipos, se suma la asignación de $10.640 millones destinados a la construcción de la Unidad de Salud Mental, que permitirá fortalecer el acceso a los servicios, precisamente en salud mental, orientados de manera especial a la atención a víctimas, en un proyecto que está a cargo de la Gobernación del departamento del Chocó.
La campaña de Aída Victoria Merlano por Hospital San Francisco en Chocó
Vale la pena contar que recientemente, Aída Victoria Merlano adelantó una campaña con el fin de mejorar las condiciones de los trabajadores del Hospital San Francisco de Asís de Quibdó, que llevan meses esperando su pago. Otros influencers se han sumado a su indignación.
La influenciadora Aída Victoria Merlano se ha vuelto noticia estos días por cuenta de su visita al Hospital San Francisco de Asís del departamento del Chocó, que actualmente adeuda más de cinco meses de sueldo a sus empleados y en medio de la crisis económica se ha visto en problemas para mantener su infraestructura, acceder a insumos médicos, realizar intervenciones quirúrgicas, entre otros problemas.
En varias ocasiones Merlano ha denunciado los hechos y lo cierto es que su perseverante activismo frente a las injusticias en el Chocó, es tan constante como el olvido estatal, la guerra incesante y las condiciones indignas de vida en el departamento. Incluso, dio a conocer a través de un video que entregó casi 500 mercados por un valor de 70 millones a los empleados de este centro asistencial.
“Actualmente hay una situación delicada, una crisis. El Hospital del Chocó tiene un personal al que no le pagan hace seis meses (...) La gente tiene hambre, la gente no cuenta con un hospital digno donde recibir atención, nos cruzamos con personas que están recibiendo una atención precaria en unas instalaciones precarias y lo que queremos decir todos es que ahora mismo necesitamos que Colombia ponga sus ojos en el Chocó”, relató Merlano.
Además, denunció: “No hay jeringas, no hay suero, no hay medicinas, la gente básicamente entra a este hospital condenada a muerte si no tiene para pagar los implementos”.
A la par, en redes sociales se empezó a generar una campaña de concientización sobre la difícil situación social y de orden público que se vive en el departamento (bajo el hashtag #yelchocoque), donde varias personas empezaron a denunciar diferentes problemáticas y hacer llamados a la acción. Un esfuerzo que puede parecer un grito al vacío teniendo en cuenta la historia de una nación que ha crecido marginando a la periferia desde sus urbes.
Tras esa situación, la Superintendencia de Salud subió un video a su cuenta de Instagram en el que resaltaba el pago de varios sueldos pendientes, así como varias inversiones en estructura y pagos de proveedores en el Hospital Francisco de Asís. Un video que Merlano asegura es de hace un año y lo cierto es que no se equivoca pues la evidencia la respalda: este Hospital es intervenido, de vez en cuando, para aliviar las crisis acumuladas pero nunca para acabar el problema de raíz.
Así lo denunció en su columna en Kienyke.com, el director de La Gaceta de Quibdó, Edubar Arango, cuando dijo: “Supersalud cumple con alguna periodicidad con el envió de los recursos para cubrir las acreencias y hasta se ponen en algún momento al día con los pagos del personal médico, pero no hay freno para este taxímetro que corre con frenesí, y que no lo para nadie, a pesar de que gracias a los recursos entregados por el Ministerio de Salud y el Fondo de Salvamento y Garantías para el Sector Salud, se logró cancelar todo el pasivo laboral del personal de planta y de las prestaciones de servicios correspondientes a los años 2019 y 2020”.
“Acaba de publicar la página de la SuperSalud un video del año pasado, que pasó hace rato, publicando que al Hospital Francisco de Asís del Chocó llegaron unas camas, una inversión, pagaron unos sueldos ¡Claro!, pagaron unos sueldos que se debían en ese momento, pero hace seis meses todavía hay 500 funcionarios que no reciben sueldo y yo que entré a ese hospital sé que no hay ni una hijueput… jeringa”, manifestó la influencer en sus redes sociales.
Un video que se suma a uno de diciembre pasado en el que, con evidente rabia, arremetió contra la prensa por no escuchar sus denuncias sobre la situación del Chocó.
Cabe recordar que actualmente el Hospital San Francisco de Asís se encuentra intervenido por la Supersalud, medida que se mantendrá vigente hasta junio de 2022. Lo llamativo es que, como revela Arango, dicho centro esté regenerando sus ingresos mientras sus empleados son echados de sus casas, aguantan hambre e incluso son apretados con vacunas por parte de los grupos armados. Eso, mientras la capacidad médica del Hospital es prácticamente nula, al punto de tener que pedirle a sus enfermos que se trasladen a otro Hospital por sus propios medios.
“Otro de los avances que destaca la Supersalud en el informe, es que el hospital aumentó la facturación promedio mensual pasando de $1.500 millones (inicios de 2020) a $3.426 millones (2021), superando la meta establecida que era de $3.200 millones. Eso suena fantástico para estar quebrado”, cuenta el periodista chocoano.
Entretanto, en este caso la razón se la llevan los influencers que, como Merlano, denuncian desde sus púlpitos las injusticias y en ocasiones, por el afán del escándalo, ven cómo prima el chisme sobre situaciones menos trascendentales. Como bien lo dijo en uno de sus videos, quizá es hora de dejar de exigirle al influencer y empezar a exigirle al político. Una tarea que en el Chocó urge ante la indolencia y el descaro de sus dirigentes.
