El precandidato presidencial Sergio Fajardo es blanco de críticas por su apoyo a la forma en la que el político Gabriel Boric logró alcanzar la presidencia de Chile, inclinando todavía más a la izquierda la balanza del poder político en Latinoamérica. En este caso, fue el youtuber e influenciador Wally quien arremetió contra el político de la Coalición de la Esperanza, preguntándole a sus seguidores si estaban de acuerdo en que es “el bobo hijue…” más grande de Colombia.
Solo para el que no lo sepa, Wally es un youtuber político de vieja data en el país, que a través de su canal “Me dicen Wally” realiza crítica con un toque de humor sobre distintas situaciones de la política nacional. También cabe aclarar que, generalmente, se le puede ubicar como un creador de contenido contrario al uribismo y afín a Gustavo Petro, así como durante esta etapa preelectoral se ha barajado la posibilidad de su incursión en política al intentar aspirar al Congreso.
Por esa razón, no sorprende que Wally se haya molestado con Fajardo luego de que este manifestara su apoyo al recién elegido mandatario chileno: “Boric no ganó polarizando, ganó dialogando y escuchando. Boric no ganó promoviendo odio, sino esperanza. Tiene un reto gigante de unir al país y sacar la nueva constitución adelante”, aseguró el ex gobernador de Antioquia en su Twitter.
Dicho mensaje fue respondido con el interrogante de Wally. La razón de su cuestionamiento parte de que, contrario a lo que opinó de Boric, Fajardo siempre se ha negado a cualquier tipo de diálogo o alianza con Gustavo Petro y a pesar de que felicita a Boric por no ganar polarizando, se ha caracterizado por mantener una relación más bien hostil con el candidato del Pacto Histórico (y no solo con él, sino también con varios políticos de distintas orillas).
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De por sí, en un mensaje reciente en su Twitter le cerró por completo las puertas a cualquier acercamiento con Petro, señalando que “no se trata de un individuo que tenga la verdad revelada sino de qué equipo es capaz de cambiar a Colombia sin el todo vale, sin rabia y sin miedo”. De nuevo, polarización: el todo vale vs. la pulcritud política, la rabia vs. la calma, el miedo vs. la esperanza.
Sin embargo, Fajardo tampoco se quedó callado frente al ataque, insinuando que la “ofensa” proferida por Wally era una señal de falta de amor propio y de que algo no estaba bien en su vida.
Lo que no le perdonan a Sergio Fajardo
El debate terminó, por lo menos de forma parcial, cuando Wally respondió al mensaje de Sergio Fajardo señalando que, en cambio de lo que dijo el precandidato, el insulto le sirve “para superar su falta de apoyo a los estudiantes y sus luchas, por no apoyar el Paro Nacional, por la falta de explicaciones sobre Hidroituango. Por sus columnas aplaudiendo y elogiando a Uribe. Por su silencio ante Néstor Humberto Martínez. Por su tibieza y ridiculez”.
Lo cierto es que detrás de él muchas personas comentaron críticas similares. No hay que olvidar que tanto Gustavo Petro como sus seguidores, no le perdonan a Fajardo el no haberles apoyado en segunda vuelta de 2018 contra el entonces candidato Iván Duque e incluso haber promovido el voto en blanco ante la dicotomía entre el uribismo y el petrismo. Según el candidato, “ninguno de los dos representaba, ni representa, lo que nosotros queremos para Colombia: un país unido en medio de las diferencias que lo enriquecen”. Esa es, en esencia, la razón por la que le llaman tibio.
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Sin embargo, Fajardo sería más bien un tibio tirando a caliente. Este, se ha caracterizado entre otras cosas por llevar sus diferencias al plano de la discusión con otros políticos en campaña y quiere desconocer, como si pudiera, la existencia de los dos polos visibles de la política para crear una nueva vertiente que por lo menos en el discurso se asquea de la polarización y el insulto. En síntesis, quiere pacificar la pelea entre actores que intenta continuamente desconocer y que poco o nada lo apoyan.
No es para nadie un secreto, que en estas elecciones todos están queriendo pintar de centro pero muy pocos (por no decir ninguno) se logran ubicar en una posición realmente abierta al diálogo. Queda preguntarse por la historia que quiere inscribir Fajardo, que ha sido académico y debe poder entender que hacer a un lado a los extremos es una estrategia que poco ha funcionado en el país y que incluso ha perpetuado ese enfrentamiento que tanto dice querer evitar y que tanto daño ha causado.