El voto es el mecanismo de participación política más importante en una democracia. Su relevancia, entre otras cosas, se deriva de su poder decisivo en la composición de los poderes institucionales, empezando por el presidente en cabeza del ejecutivo. Por eso, en este momento se adelanta un proyecto que busca aumentar los beneficios para los sufragantes tras las jornadas electorales.
Esta nueva iniciativa legislativa está siendo liderada por el senador José Alfredo Gnecco, quien busca incluir un incentivo educativo adicional para reducir el abstencionismo de los colombianos en las elecciones, especialmente de los jóvenes. Un dato que según la Registraduría se ubicó en 41,83% en la segunda vuelta presidencial, siendo la abstención más baja de los últimos 24 años.
Para esta votación, más de 22.6 millones de colombianos asistieron a las urnas, registrando apenas 500.043 votos en blancos y 270.085 nulos.
Sin embargo, el otro lado de la historia es que ese 41,83% de abstencionismo significó que más de 16 millones de colombianos habilitados para votar no terminaron asistiendo a las urnas. Por esa razón, el senador Gnecco plantea sumarle a la lista de beneficios un descuento del 20% en el costo de los derechos de pregrado o posgrado, siempre y cuando acredite el ejercicio de su voto en las elecciones inmediatamente anteriores.
“El estudiante de institución oficial de educación superior tendrá derecho a un descuento del 20% sobre el costo de los derechos de grado del pregrado o posgrado, si acredita haber sufragado en la última votación realizada con anterioridad a la culminación del programa académico”, es el numeral que se pretende añadir al artículo 2 de la ley 403 de 1997, en el que se estipulan precisamente los beneficios por ejercer el voto.
De acuerdo con el senador, el impulso de este proyecto de ley parte precisamente de la importancia que la legislación colombiana le ha reconocido al ejercicio del voto, al reconocerlo como “una actitud positiva de apoyo a la institucionalidad del país”. Mismo respaldo jurídico que le da vigencia a beneficios como los descuentos en la matrícula de varias universidades.
Así las cosas, el senador procedió a analizar la lista de precios de derechos de grado en universidades públicas del país, que van desde un mínimo de $72.900 en pregrado y un máximo de $333.400; así como un mínimo de $261.800 y un máximo de un salario mínimo mensual para el caso de estudiantes de postgrado.
En ese orden de ideas, el precio promedio de los derechos de grado en las carreras de pregrado es de $206.385 y de $596.425 para pregrado. Lo que significa un descuento en estos casos de $41.277 y $119.285, que puede aumentar o reducirse ya entrando a mirar el caso específico.
Así las cosas, cabe mencionar que el proyecto pone su mira en uno de los grupos poblaciones que históricamente ha tenido mayor ausencia en las urnas (aunque su participación aumente cada vez más): los jóvenes. Aunque, por otro lado, rechaza como una alternativa viable alternativas más drásticas como la obligatoriedad del voto.
“La relación entre la educación y la participación política puede generar un mayor interés de los jóvenes en las elecciones. Sin la necesidad de imponer el voto obligatorio, se pueden encontrar alternativas que fomenten el ingreso de los estudiantes a las urnas. De esta manera, se podrá fortalecer el compromiso cívico y político de los colombianos”, explicó el senador Gnecco en la exposición de motivos de su proyecto.
Anticipándose a un contraargumento, el autor además señala que su iniciativa “no busca debilitar la autonomía universitaria, ni mucho menos desequilibrar las finanzas de las universidades públicas”, sino realizar una pequeña contribución que puede resultar muy beneficiosa y estimulante sobre todo para los jóvenes de estratos 1, 2 y 3.
Los beneficios de ejercer el voto en las elecciones
Actualmente, según la ley 403 de 1997, “el voto es un derecho y un deber ciudadano” y su ejercicio en la vida política, cívica y comunitaria “se considera una actitud positiva de apoyo a las instituciones democráticas”. Por lo tanto, es una acción que debe ser estimulada por el Estado.
Por esa razón, hoy por hoy asistir a las urnas acarrea una serie de beneficios para los ciudadanos, dentro de los que se encuentran:
1. Media jornada de descanso compensatorio remunerado por el tiempo que utilice para cumplir su función como lector, que será disfrutado el mes siguiente al día de la votación y de común acuerdo con el empleador.
2. Preferencia de escogencia, en caso de tener un empate con otro aspirante en los exámenes de ingreso a instituciones públicas o privadas de educación superior.
3. Preferencia de escogencia al momento de aspirar a un empleo de carrera del Estado, sobre todo cuando se enfrente a candidatos que injustificadamente no hayan ejercido su voto.
4. Preferencia en la obtención de becas educativas, adjudicación de predios rurales y subsidios de vivienda que ofrezca el Estado, en caso de tener igualdad de condiciones con otro candidato.
5. Rebaja de un mes en la prestación del servicio militar, cuando se trate de soldados bachilleres o auxiliares de policía bachiller, “y de dos (2) meses, cuando se trate de soldados campesinos o soldados regulares”.
6. Descuento del 10% del costo de la matrícula en instituciones oficiales de educación superior.
7. Descuento del 10% en la expedición del pasaporte, así como en la expedición inicial y renovación del pasado judicial, la libreta militar o duplicado de la cédula de ciudadanía.
8. Sumado a ello, como estrategia de mercadeo, la ley en mención señala que las universidades no oficiales podrán incluir descuentos extras en sus matrículas de pregrado o posgrado. Así como señala que las instituciones que decidan hacerlo recibirán reconocimientos especiales e incentivos por parte del gobierno.
A todo este conjunto de beneficios, habría que sumar iniciativas privadas como los descuentos en tiendas y viajes gratis en plataformas de transporte para desplazarse a los puntos de votación. Todas las anteriores, bonificaciones que responden a la importancia democrática del voto, que ya de por sí lleva implícito el privilegio de elegir sobre el destino del país o las comunidades.