Con la pandemia de covid-19, el mundo ha tenido que atravesar quizá una de las crisis sociales y económicas más graves de su historia reciente. Una que, entre otras cosas, agudizó las inequidades entre los países desarrollados y en vía de desarrollo, incrementando los niveles de pobreza, las expresiones de violencia y haciendo más notorio el acceso prioritario a insumos importantes como las vacunas.
En el grupo de los continentes más afectados, por supuesto destacan África, Asia y América, que de entrada sin pandemia ya tenían diferencias muy marcadas con el resto del mundo en términos de privilegios. En América Latina, Haití es quizá el ejemplo más claro de ello: un territorio marcado por la violencia, la pobreza extrema, los desastres naturales y, ahora, por el magnicidio de su presidente, que le sume en la más profunda de las incertidumbres políticas.
Pero como si eso no fuese suficiente, ahora los haitianos tienen que ver cómo sus connacionales son rechazados y humillados en todas las latitudes. Seres humanos huyendo del terremoto que cobró la vida de más de dos mil personas y del huracán Grace, que días después dejó a unas 700 mil personas con necesidad de asistencia urgente, que ahora son revictimizadas en escenas que muchos asimilan con políticas migratorias racistas.
Un ejemplo de ello, el más claro, es la polémica que se ha generado con las imágenes de agentes fronterizos de Estados Unidos que, a caballo, intentan impedir el paso de migrantes haitianos a punta de latigazos, golpes y jaloneos.
Las imágenes, en su gran mayoría provenientes de agencias de noticias internacionales, evidencian el desarrollo de la grave crisis migratoria que por estos días se vive en la frontera entre México y Estados Unidos, dejando a su paso un sinfín de reacciones de rechazo.
“La óptica es desastrosa para la administración Biden-Harris. El mensaje es que el comportamiento cruel, inhumano y racista es estadounidense. Esto no disuadirá a los migrantes que buscan oportunidades laborales. Sí a una nueva política exterior de Estados Unidos que apoye el desarrollo de Haití y no a dictadores corruptos”, escribió en Twitter la escritora, periodista y abogada Monique Clesca.
Hasta el momento, las autoridades de EEUU estiman que al menos 10 mil personas (entre haitianos y migrantes de Centro y Sudamérica) se encuentran atascadas en la frontera con México. La mayoría de los migrantes, persiguiendo mejores oportunidades, acampan debajo de un puente fronterizo a la espera del mejor momento para atravesar la división fronteriza.
Además, se sabe que hasta el momento y en menos de 24 horas, 450 de ellos han sido deportados a su país de origen desde los Estados Unidos. Un final lamentable para una travesía de meses e incluso años, en la que además han tenido que enfrentar todo tipo de tratos inhumanos.
Entretanto, las imágenes de agentes atrapando a migrantes con cuerdas mientras montan en caballos, o sosteniéndoles por la ropa, provocaron la ira de muchos internautas, que no dudaron en cuestionar al Gobierno de EEUU, sus socios internacionales e incluso a la Organización de las Naciones Unidas por promover políticas fallidas para la nación caribeña.
La diputada Ayanna Pressley, quien lidera a un grupo de legisladores estadounidenses que hace presión para que el gobierno Biden detenga las deportaciones, aseguró en su cuenta de Twitter que el país tiene la obligación de “liderar con compasión”.
“Las personas que esperan en los campamentos para hacer una solicitud de asilo, que por cierto es un derecho legal, es un recordatorio de lo mal que están las cosas. Somos Estados Unidos de América. Tenemos la capacidad de hacer valer este derecho y simplemente se necesita tener la voluntad política para hacerlo”, señaló.
Otro de esos mensajes, llegó precisamente por parte del Gobierno de Haití, que aseguró que asumirá sus responsabilidad con los ciudadanos deportados y rechazó el trato humillante que estos han recibido en distintas partes del mundo.
"Desde el punto de vista de la moral internacional fundamental, y en un plano estrictamente humanitario, la aplicación de las leyes territoriales no debe poner en peligro los derechos fundamentales de las personas", expresó un comunicado de la oficina gubernamental.
No hay que olvidar que, aunque lamentable, la escena de la frontera estadounidense no es la única que ha prendido las alarmas sobre la forma en que muchos países abordan la migración haitiana. Un tema en el que al parecer los Derechos Humanos tienden a tener un papel secundario y en el que comparten responsabilidad México, Guatemala, Colombia y todos aquellos países por los que pasa la ruta del ‘sueño americano’.
* Con información de Agencia Sputnik.