
El escándalo está servido. ‘Medusa’, la nueva serie de Netflix, aún no se ha estrenado y ya ha desatado una tormenta legal en Colombia. Con su lanzamiento programado para el 5 de marzo de 2025, la producción ha sido señalada por su presunto parecido con hechos y personajes de la vida real, lo que ha provocado un movimiento para frenar su impacto.
El abogado Abelardo de la Espriella anunció públicamente que emprendió acciones legales contra Netflix, argumentando que la serie afecta la imagen de una familia influyente en la costa Atlántica. Según sus declaraciones, logró que la plataforma realizara el supuesto retiro de la publicidad en Colombia, lo que incluiría el desmonte de vallas publicitarias en varias ciudades.
Sin embargo, hay una verdad innegable: ‘Medusa’ no ha sido prohibida ni cancelada. Hasta el momento, Netflix no ha emitido ningún comunicado oficial sobre su retiro y la serie sigue en su catálogo con su fecha de estreno intacta.
Si la intención era silenciarla, el efecto ha sido el contrario. Lo que hasta hace poco era solo una producción más en el catálogo de Netflix, hoy es la serie más comentada del país.
Cuando la censura hace más ruido que la serie misma
La historia del entretenimiento es clara: cuando un contenido se vuelve polémico, su impacto se multiplica. Lo prohibido se vuelve irresistible.
El caso de ‘Medusa’ es un ejemplo perfecto. Si nadie hubiera intentado bloquear su publicidad, probablemente habría pasado desapercibida entre tantas producciones. Pero ahora, el público no solo la conoce, sino que quiere verla más que nunca.
El problema aquí no es la serie en sí, sino la reacción que ha generado. Si ‘Medusa’ es solo ficción, ¿por qué el pánico?
Si no menciona nombres ni hechos concretos, ¿por qué retirarla de la conversación pública?
Esto no es solo una batalla entre un abogado y una plataforma de streaming. Es una demostración de cómo, en Colombia, el poder sigue incómodo con cualquier historia que se le parezca demasiado a la realidad.
El miedo a verse reflejados en la pantalla
No es la primera vez que una serie, película o libro genera incomodidad entre ciertas élites. La historia nos ha mostrado que, cuando un contenido toca fibras sensibles, la reacción es inmediata.
Pero la pregunta clave es: si una serie de ficción genera tanto ruido, ¿qué nos dice eso sobre la realidad?
Lo más curioso de la censura es que suele ser un búmeran. Cuanto más se intenta callar algo, más alto resuena.
Y en el caso de ‘Medusa’, el intento por opacar su presencia ha hecho todo lo contrario: ahora está en el centro del debate nacional.
¿Censura real o una publicidad que Netflix no tuvo que pagar?
Hasta ahora, la única acción confirmada es el supuesto retiro de la publicidad, pero la serie sigue en pie. Netflix no la ha cancelado ni la ha bloqueado.
Entonces, ¿estamos ante un intento de censura o simplemente ante la mejor estrategia de marketing involuntaria del año?
Si el objetivo era evitar que la gente hablara de la serie, el plan falló estrepitosamente.