Un nuevo accidente en el que habría resultado herido un menor de edad el pasado sábado 25 de diciembre, en la zona de playa de Taganga, en Santa Marta, ha vuelto a poner en el ojo del huracán a la familia Vives Caballero, que ya sabe muy bien cómo surcar las alborotadas olas de la justicia. Esta vez, como se supo, la involucrada habría sido Piedad de América Caballero de Vives, madre del empresario, quien habría intentado huir al verse enfrentada a las autoridades.
De acuerdo con Víctor Medina, secretario de Movilidad de Santa Marta, el siniestro ocurrió luego de que un vehículo de placas AWM110 invadió la zona de playa en Taganga y “causó lesiones corporales a un menor de edad”. No obstante, lo peor aún estaba por venir.
El vehículo era conducido por Óscar Alfredo Bustamante y la madre de Enrique Vives iba de copiloto. Los dos fueron conducidos al CAI de Taganga para practicarles una prueba de alcoholemia e inmovilizar la camioneta, pero en un descuido de los policías la mujer intentó huir conduciendo y tras una breve persecución las patrullas pudieron interceptarla unas calles más adelante.
“El acompañante del conductor procede a tomar el vehículo y darse a la fuga hacia el Distrito de Santa Marta. Finalmente las autoridades junto con la Policía, pudieron inmovilizar dicho vehículo y producir la comparecencia de las infracciones por maniobra peligrosa, invasión a espacio público y huida”, aseveró Medina.
No obstante, como crónica de una tragedia anunciada (que aún sigue siendo anunciada, ya que por el momento se sabe que el menor estaría fuera de peligro), la camioneta en la que se moviliza la mamá de Enrique Vives Caballero tiene un total de siete infracciones por distintos motivos. En total, las infracciones suman $4’981.298 y en ese monto se incluyen las sanciones mencionadas por conducir en áreas peatonales y realizar “maniobras altamente peligrosas e irresponsables que pongan en peligro a las personas o las cosas”.
Además, ese mismo 25 de diciembre registra una multa de más de 400 mil pesos por estacionarse en sitios prohibidos, interpuesta sobre las seis de la tarde.
No obstante, estas están lejos de ser las únicas multas de aquella camioneta y las razones de las infracciones demostrarían que es común que con dicho vehículo se infrinjan normas de tránsito que pueden poner en serio peligro a los demás actores viales. En primera instancia, hay una multa pendiente de pago de $895.096 por conducir sin luces o dispositivos luminosos de posición, realizada el 29 de enero de 2021.
Luego, hay varias por “conducir un vehículo a velocidad superior a la máxima permitida”, realizadas el 16 y 18 de septiembre (éstas dos en la Troncal del Caribe, misma vía donde Enrique Vives le habría causado la muerte a seis personas) y otra del 23 de diciembre, dos días antes de ingresar en zona de playa de Taganga y presuntamente haber lesionado a un menor.
Caso de los Vives Caballero, ¿nadie que les ponga freno?
La situación en Taganga ha generado una verdadera tormenta, no tanto por el hecho en sí, sino por las reminiscencias que el episodio trae de lo ocurrido hace meses con el hijo de la mujer involucrada. Cabe recordar que Enrique Vives Caballero, presuntamente alcoholizado, arrolló a siete personas y les habría causado la muerte a seis de ellas en la madrugada del lunes 13 de septiembre.
Sobre el proceso de Enrique Vives, hay que señalar también que recibió el beneficio de prisión domiciliaria mientras se define su situación y entretanto, está resguardado en su domicilio en Santa Marta bajo vigilancia constante del Inpec.
En repetidas ocasiones, al abogado del acusado se le ha escuchado decir en audiencia que fueron igual de culpables los peatones que caminaban por la vía, sin hacer uso de los pasos exclusivos para tal fin, a pesar de que Vives habría estado en estado de alicoramiento al momento de los hechos.
El pasado viernes 19 de noviembre, a dos meses del fatídico hecho, se resolvió un recurso de nulidad para la decisión inicialmente tomada de enviar a la cárcel a Vives. En síntesis, se pedía su libertad porque supuestamente no se había seguido el debido proceso para su captura. Eso no pasó y el juez que lleva el caso reafirmó la legalidad del procedimiento, pero, por otro lado, revocó la decisión que lo había enviado a detención intramural.
Eso, sumado a varias triquiñuelas como pruebas de alcoholemia presuntamente falsas, presentarse sedado a las audiencias o el intento de fuga que habría tenido mientras lo dirigían un centro psiquiátrico, marcaron este caso que ha hecho cuestionarse a varios si la justicia es “solo para los de ruana”. Con lo de su madre, queda claro que lo de Enrique Vives no es un caso aislado y que en realidad tanto el uno como el otro van a sus anchas conduciendo de forma irresponsable y demostrando el poco valor que le dan a la vida, ¿acaso no hay nadie que les ponga un freno?