Luego de algunas semanas de lo sucedido con Emcali con los sobrecostos en varios implementos para la entidad que terminaron con una factura de más de $215 mil millones, resaltando los polémicos televisores de 55 pulgadas a 42 millones de pesos, hoy aparece un nuevo nombre (aunque viejo en la historia de la corrupción colombiana): el de Emilio Tapia.
Ese mismo caso incluía una larga lista en la que se incluían: sillas ergonómicas de más de $17 millones cada una, equipamiento para videoconferencias por más de $100 millones, dos video wall de más de 700 millones de pesos, entre otros artículos.
Cabe recordar que por este escándalo se vio obligado a renunciar el entonces gerente de Emcali, Juan Diego Flórez, a través de una carta dirigida al alcalde Jorge Iván Ospina. Sin embargo, el verdadero problema llegó después, cuando el nuevo gerente de Emcali, Fulvio Soto, se vio obligado a cesar toda contratación de la entidad para revisar que se cumplieran con todos los requisitos legales.
Desde ese primer momento, tanto la Fiscalía como la Procuraduría empezaron sus investigaciones para determinar los posibles responsables de esta pérdida patrimonial en la capital del Valle. De hecho, fue la procuradora Margarita Cabello la primera en anunciar que el polémico contrato de 215 mil millones sería congelado.
Así las cosas, como uno de esos casos en los que todos los caminos llevan a Roma, una vez más el mega contratista Emilio Tapia vuelve a figurar en los titulares de prensa como uno más de los presuntos involucrados en este caso de corrupción que literalmente ha revolcado medio mundo político en Cali.
El anuncio lo dio a conocer la Fiscalía, a través de un comunicado en el que aseguraron que “en compañía de otras tres personas, Tapia habría gestionado la obtención de documentos con información falsa para soportar licitaciones ante las Empresas Municipales de Cali en 2021”. Razón por la cual ahora se le imputan los delitos de fraude procesal y falsedad ideológica en documento privado.
“Tapia Aldana, al parecer, controló un conglomerado de empresas que se presentó a dos procesos contractuales relacionados con la Planta de Tratamientos de Agua Potable de Puerto Mallarino fase uno, los cuales ascendían en valor a 3.798 millones y 2.414 millones, respectivamente”, señaló la Fiscalía tras su investigación.
Así las cosas, tras descubrirse esta nueva presunta maraña de contratación de Emilio Tapia, el megacontratista suma un nuevo escándalo, aunque está lejos de ser la primera vez que aparece como protagonista en un caso de corrupción. Incluso se podría decir que no es el peor, como se verá a continuación.
Los casos de corrupción de Emilio Tapia
Mientras es imputado por este nuevo caso de Emcali, Emilio Tapia yace en la actualidad en la Cárcel del Bosque, en Barranquilla, mientras avanza el proceso en su contra por su participación en el caso de corrupción de “Centros Poblados”, en el que se vieron involucrados 70 mil millones del Ministerio de las TIC destinados a la conectividad de los colegios en distintas parte del territorio.
Así lo está desde el 25 de septiembre de 2021, cuando fue enviado a la cárcel junto a Juan José Laverde y Luis Fernando Duque, detenidos de manera preventiva mientras se adelanta el juicio por la firma del contrato de MinTIC. Esto, ya que un juez determinó que podrían intentar modificar las pruebas y afectar la línea investigativa del caso, que hasta el son de hoy tiene recursos millonarios del Estado completamente perdidos.
Probablemente una de las primeras veces que Emilio Tapida apareció en el radar de la justicia en el país fue nada más y nada menos que en uno de los peores casos de corrupción en la historia de Colombia: el denominado ‘Carrusel de la contratación’ en Bogotá, que terminó con pérdidas patrimoniales superiores a los 2,2 billones de pesos.
Aquel escándalo, cabe recordar, involucró a una cantidad importante de contratistas, políticos, funcionarios locales y nacionales, empresarios e incluso al propio alcalde de Bogotá de la época, Samuel Moreno, condenado a 19 años de prisión en 2017. Entramado de corrupción en el que el abogado Emilio Tapia jugó un papel importante y por el que recibió una condena inicial de 17 años.
Hoy conocido como “el zar de la contratación”, se dice que Tapia, como abogado del Instituto de Desarrollo Urbano, se paseaba con lujos muy por fuera de su salario. Al final, se descubrió que contaba con una poderosa red, no solo para monopolizar la contratación estatal de Bogotá, sino que además lavaba dinero de la corrupción a través de sus empresas fachada y lo ocultaba por medio de la compra de bienes.
Cada firma de Tapia tenía una finalidad: Geos habría sido usada para pagar anticipos de los contratos; Tecmach, proveía maquinaria de construcción y sirvió a Tapia para lavar varios miles de millones de pesos; la Unión Temporal GTM, fue heredera de contratos de los Nule (familia contratista también condenada) y otro par más de empresas. Junto al empresario Julio Gómez, Tapia se movía como pez en el agua para acumular cuanta cantidad de contratos capitalinos era posible.
No obstante, como si fuera poco, tras ser reducida su pena a 7 años, de los cuales una parte final la estaba pagando en libertad condicional, Tapia no llegó a terminar su condena por la detención en el caso de Centros Poblados. Como quien dice, no terminó de salir de una y ya estaba metido en otra.
De hecho, existen historias de la cárcel que indicarían que Emilio Tapia no abandonó ciertas prácticas cuestionables durante su condena. En septiembre de 2014, por ejemplo, el contratista corrupto habría celebrado una fiesta con trago, parranda vallenata, celulares, sonido profesional y otros condenados por corrupción en la Cárcel de la Picota, en Bogotá. Sí, la misma que hace poco estuvo en el ojo del huracán por la fiesta de extraditables con parranda vallenata.
