Astrid Álvarez es considerada, por su firmeza, “la dama de hierro” del alcalde Enrique Peñalosa. Y su llegada a la gerencia de la Empresa de Energía de Bogotá produce toda clase de expectativas, cuando no temores.
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Los antecedentes confirman que detrás de esa joven, pequeña, tierna y risueña hay un terremoto de trabajo, esfuerzo, disciplina y reciedumbre. Nada de términos medios ni aguas tibias.
1- En el Acueducto de Bogotá lideró la transformación de la Empresa. Primero con Peñalosa y después como gerente de la empresa con Antanas Mockus. En las dos alcaldías dirigió el equipo que llevó agua potable a más de dos millones de habitantes, es decir a uno de cada cuatro bogotanos. Nunca antes se había logrado un resultado similar.
También transformó la comercialización: había mucha corrupción en el Acueducto, grandes filas, se robaban los contadores, hacían doble facturación. Ella hizo un proceso de integración, le quitó el negocio a muchos contratistas y con ese mecanismo logró ahorrarle al acueducto $200 mil millones.
Redujo la nómina. Sacó 1.700 personas a través de programas de retiro voluntario y planes de pensión anticipada. Puso en cintura el sindicato.
2- En Ecopetrol fue gerente administativa, lo que hoy se llama Dirección de Abastecimiento estratégico. Astrid organizó toda la contratación de la entidad. Implementó el modelo para optimizar la contratación, en todas las áreas corporativas. Logró ahorros anuales de casi 100 millones de dólares durante cuatro años.
3-A pedido del alcalde Guerrero, de Cali, y el exgerente de EmCali, Oscar Pardo, Astrid Alvarez –desde su compañía de consultoría- ayudó a montar el proceso de contratación en Emcali. diseñó el nuevo modelo que acabó con carruseles enquistados en esa empresa. Los sindicatos la emprendieron contra ella, pero “la dama de hierro” terminó denunciándoles penalmente por injuria y calumnia. La denuncia tiene trámite ante los jueces.
Por todo lo anterior y más… resulta entendible que su posesión, que habrá de cumplirse esta semana, suscite esperanzas de quienes quieren que las cosas funcionen bien y con honestidad. Y la prevención y temores por parte de quienes hacen parte de las malas costumbres, mañas y saqueos, que suelen darse en todas las empresas y entidades públicas.
