En los últimos días el término 'maquinarias' ha adquirido gran relevancia en el debate público por cuenta de las declaraciones de la candidata presidencial Ingrid Betancourt, quien renunció a la Coalición Centro Esperanza por la supuesta entrada de estos apoyos. No obstante, no todos los colombianos tienen claro qué significan las maquinarias en política y por qué son mayoritariamente cuestionadas.
Lo primero que se debe mencionar es que las maquinarias, término que se vuelve popular en épocas electorales, son redes de organizaciones de votantes que son conformadas por organizaciones políticas, cuyo objetivo principal es el de conseguir votos que ayuden a los candidatos de esos partidos o movimientos a llegar a cargos de elección popular.
Un dato clave que no debe pasar inadvertido es que su conformación y funcionamiento no es ilegal, pero sí puede ser asociado a prácticas corruptas y clientelares entre la opinión pública ad portas de cada elección que se realiza en el país.
La visión negativa de las maquinarias induce a generalizar sobre ellas, lo cual no permite entender la actual dinámica política. Una cosa es la capacidad de organización y logística que pueden desplegar los partidos o líderes políticos para cumplir sus objetivos electorales, y otra cosa es hacer cumplir esos objetivos desplegando la compra de votos, la cooptación de territorios o el clientelismo.
En el caso colombiano, es una realidad que la maquinaria no ha sido más que un intercambio de servicios por votos entre dos partes, que ha reproducido un sistema de relaciones altamente personificado. En muchos lugares del país la compra del voto no solo se ha normalizado, sino que aquellos que tienen la capacidad de desplegar ese tipo de prácticas son admirados, seguidos y muchas veces venerados.
Cuando se corrompe una maquinaria deja consecuencias muy dañinas en la democracia y las finanzas del país: primero; porque el dinero con el que se mueven proviene casi siempre del mismo bolsillo de los contribuyentes; segundo, porque ante un electorado cada vez más informado dichas prácticas provocan en la mayoría un cansancio, ya que lentamente van desgastando a la gente y el voto de opinión se ve aplastado.
Su interpretación es subjetiva y parece no tener una definición consensuada; ya que no es mala en sí, pues es necesaria para que existan los partidos y se pueda aspirar con más fuerza a diferentes cargos, pero lastimosamente en el país se ha venido utilizando con una connotación clientelar. Como hay maquinarias que tienen un interés clientelista detrás, también hay unas basadas en la afinidad de ideas del candidato o partido, como es el caso de gremios o sindicatos, que al estar de acuerdo con determinados planteamientos promueven el voto hacia un candidato u otro.
- Le puede interesar: ¿En qué consiste la 'cláusula Petro'?
El término de maquinaria política se remonta al siglo XIX en los Estados Unidos y, según la Encyclopædia Britannica, son una organización partidaria, comandada por un solo jefe o un pequeño grupo autocrático, que tiene control sobre suficientes votos para mantener el control político y administrativo de una ciudad, condado o estado.
Muchas maquinarias se crearon en las ciudades con el propósito de ayudar a los inmigrantes a los Estados Unidos a finales del siglo XIX, quienes veían en las maquinarias un vehículo para ganar el derecho al voto político. Los trabajadores de las maquinarias ayudaban a ganar las elecciones consiguiendo grandes número de votantes el día de las elecciones. A la maquinaria le interesaba mantener solo una cantidad de apoyo mínima para conseguir la victoria. Una vez que conseguían la mayoría y podían dar por descontada una victoria, había menos necesidad de reclutar nuevos miembros, pues esto significaba solamente que tendrían que distribuir las recompensas en patronajes entre los miembros del partido en partes más pequeñas.
