La Convención Nacional Conservadora, que se consideraba el momento para hacer definiciones importantes dentro de las toldas azules, dejó un sabor agridulce entre varios sectores de la colectividad tras decidirse que tendrán aspirante único a la Presidencia de la República y que dicha responsabilidad será de Marta Lucía Ramírez.
La cumbre de este histórico partido develó serias fracturas que, de cualquier forma, no iban a convenir a ninguna de las dos decisiones que estaban por decidir: si apoyar a Juan Manuel Santos en su reelección o apostarle a una figura propia en la carrera por Palacio de Nariño.
Si ganaba lo primero, sectores de las bases que se sienten inconformes con el proceso de paz abdicarían al voto azul y, seguramente, ofrecerían su respaldo a Óscar Iván Zuluaga, el aspirante del uribista Centro Democrático. Si se decidían por lo segundo, como efectivamente sucedió, algunos líderes conservadores afectos al oficialismo declararían su oposición a abandonar la Unidad Nacional y moverían sus maquinarias para hacer disidencia frente a la ungida.
En este punto es innegable la crisis dentro del Partido Conservador.
La victoria de Marta Lucía Ramírez, exministra durante los gobierno de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, no pudo ser completa. Al día siguiente de la convención, la atención se centró en la molestia de algunos convencionistas que tuvieron que abandonar el sitio de la cumbre por considerar que carecían de garantías, en la intervención de la policía, en el incómodo abucheo recibido por el veterano senador Roberto Gerleín y la molestia con la que el precandidato presidencial Álvaro Leyva abandonó el lugar. Sin embargo, las mayorías ese día le dieron su apoyo y, designada como la encargada de retornar a los conservadores al máximo cargo del país, deberá enfocarse en recuperar la unidad entre sus huestes.
Kienyke.com entrevistó a dos líderes conservadores con importante influencia en las bases azules, cada uno ubicado en los dos polos que dividen a los azules. Sus respuestas dejan ver la brecha tan difícil que Marta Lucía tendrá que sanar para enfrentar a los demás presidenciables.
Ángela Ospina de Nicholls, aspirante al Senado partido Conservador
-Había muchas predicciones sobre el resultado de la Convención y el resultado, sin duda, sorprendió. ¿Esperaban conseguir que la mayoría decidiera ir con candidato propio a las elecciones presidenciales de mayo?
-Nosotros teníamos una gran confianza en la tarea que había hecho, de estar visitando las regiones, de hablar con los líderes populares, lo que representan al partido en las regiones. Después de la convección me siento orgullosa porque las bases del partido se motivaron. Les tocamos el corazón y ese sentimiento de indignación esas bases lo manifestaron en una convención. Dijeron: estamos indignados con la mermelada, con los que quieren comprometer y vender el partido a una reelección. Nosotros los conservadores no tenemos principios liberales; somos conservadores. Ese fue un mensaje claro: queremos un programa conservador, con principios conservadores. No queremos coaliciones y entonces se dio el mandato de la voz del pueblo conservador.
-¿Confiaban que el resultado sería el apoyo a un candidato propio? ¿La moral no estuvo en bajo cuando se conoció que hasta se le estaría pagando a convencionistas para que fueran a votar por apoyo a la reelección?
-Lo más importante es que moral baja nunca hubo. La moral estuvo muy en alto y la frente muy en alto. Nosotros estábamos seguros que lo que en este momento se requería era la voz de un partido Conservador integrado. Éramos consientes en la división que existía. Nosotros no teníamos la capacidad económica ni los respaldos –que no sé de donde salieron- de los congresistas que movilizaban gente. El derecho a movilizar una base la tiene cualquier partido. Lo que aquí fue inmoral es decirle a alguien: a usted le pago si vota por tal cosa. Ahí había una coacción de la libertad democrática que tiene cualquier militante dentro del partido; eso si fue lo más antidemocrático que se puede hacer.
Si bien esto ejerció una tensión, la estrategia de nosotros fue llegar puerta a puerta con un sentimiento conservador. Y se logró; como toda revolución de indignados, salió la primavera del partido Conservador. Los indignados conservadores ganamos esta convención.
-¿Qué opinión le queda de episodios incómodos como los abucheos a Gerlein o la salida de Leyva?
La silbatina que recibió el senador Gerlein, como digo yo según la urbanidad de carreño, fue algo indebido. Debamos respeto a nuestros mayores y escucharlos. Pero para nadie es secreto -y sí que menos para esos veteranos de la política- que la silbatina es la forma en que también se expresa el pueblo. Y aquí estábamos el pueblo conservador. Esa silbatina fue una forma de decirles lo que no queríamos. Que fue una grosería, pues sí. No debió haber sido así, pero fue.
…Y que salió el candidato Álvaro Leyva o se paró parte de la bancada, eso fue derecho al pataleo. El que sale derrotado siempre busca algunas herramientas para justificar su derrota. Pero fue un espacio libre, democrático. Tenemos que aprender que si nos derrotaron, nos derrotaron. Reconocemos que fue un mandato popular, queremos que se llegue a la presidencia y se presente un programa conservador. Ese fue el mandato que tuvo Marta Lucía Ramírez como candidata.
-¿Quedaron satisfechos con la designación de Marta Lucía Ramírez? ¿Confían en su éxito en esta campaña?
Yo estoy totalmente de acuerdo. Ese fue el mandato: queremos un candidato único para que el partido asuma el poder, y ya se enunciaron cuáles iban a ser los principios de ese mandato. Lo dijo Marta Lucía: la única forma de llegar a la paz, es una paz con inversión social, que recupere la dignidad del ser humano. Esa es la línea de su campaña
-¿Y tendrá oportunidades frente a los actuales competidores?
Sí, estoy convencida que las tiene. Recogió no solo la voz de los indignados conservadores sino de otros sectores de indignados que son especialmente los que engrosan las filas de la abstención, que nunca encuentran por quién votar. Marta Lucía Ramírez es una mujer con una altísima dignidad y una alta capacidad para gobernar. Sus palabras invitan a la reconciliación a partir de cerrar las brechas de las desigualdades sociales del país. Se ponen una vez más de presente las palabras que dijo una vez mi abuelo (el expresidente) Mariano Ospina Pérez: ‘no somos mercaderes de ilusiones sino empresarios de realidades’. Eso es Marta Lucía Ramírez, una empresaria de realidades para Colombia.
-¿No temen Marta Lucía Ramírez y Óscar Iván Zuluaga se resten votos mutuamente, debido a su cercanía ideológica?
-Cada movimiento tendrá su problema. El de nosotros es un mandato y ruta clara por seguir: lograr la Presidencia de la República con Marta Lucía Ramírez como candidata única. En eso estamos enfocados. Los problemas de otros partidos o movimientos son de cada uno. Cuando se hizo esta movilización de sentimiento conservador era porque el partido languidecía ya que había perdido su vocación propia de poder. En este momento el partido resucita como en la primavera, con un mandato claro de la base conservadora que quiere soluciones.
-¿Piensan en alguna coalición para las presidenciales?
-No lo hemos pensado porque tenemos un mandato claro de una convención. Ese mandato es llegar a la presidencia y nuestro trabajo es para llegar a la Presidencia, no para coaliciones. Eso que les quede a todos clarísimo. Por lo tanto, ese doble juego que tienen para desinformar no es sano. Marta Lucía Ramírez recibió mandato de la convención conservadora, para que llegue a la presidencia. Ese es el trabajo que vamos a hacer: llegar a la presidencia.
-Marta Lucía Ramírez dice querer convertirse en la ‘tercera opción’ ¿Cómo alejarse del rótulo del uribismo, para representar una tercería?
-La lealtad nunca es un factor negativo. Martha Lucía es mujer de principios. Ella trabajó con el doctor Andrés Pastrana, donde también fue ministra, y defiende el gobierno de Álvaro Uribe donde también fue ministra. No hay nada más vergonzoso que quien traicione el espacio donde trabajo. Entonces es simplemente una defensa dentro de sus principios. Pero tiene una autonomía y eso lo ha mostrado. Tiene principios conservadores y propuesta conservadora.
-¿No cree que salen polarizados del encuentro del domingo?
-No. Es normal las tensiones. Salimos con una gran tensión peor también tenemos un grupo parlamentario muy experimentado, y estoy segura que cuando se bajen estos ánimos ellos siempre han reconocido el mandato de la convención.
-Pero hay congresistas que no piensan abandonar la Unidad Nacional…
-Ellos tienen dos opciones: aceptar el mandato de la convención, que es la voz, o simplemente les tocará renunciar a lo que sus principios les diga. Ellos tienen compromisos muy grandes con el gobierno del presidente Santos, pero esos compromisos ya se les dijo que no eran los que queríamos. Ellos tienen que tomar esa decisión y no incurrir en doble militancia.
Arturo Yepes, senador y actualmente aspirante a la Cámara por el partido Conservador. Hermano del director del partido, Omar Yepes
-¿Le deja un buen sabor el resultado de la Convención Nacional Conservadora?
-Lamentablemente no. Para nosotros la Convención se disolvió a las dos de la tarde. Hubo convención durante el tiempo que estuvimos presentes la inmensa mayoría de los convencionistas que estábamos acompañando la opción de mantenernos en la Unidad Nacional. Pero una maniobra, que de manera muy clara puedo decir que fue ungida por los amigos de Marta Lucía Ramírez, agrediendo física y verbalmente a los convencioncitas y especialmente al senador Roberto Gerlein, que pidió la palabra para presentar la proposición de candidato de la alianza, nos hizo retirar por falta de garantías.
Quedó claro que nos retiramos cerca de 1.500 personas. Tanto así que luego hubo una votación y solo arrojó 667 votos por candidato propio. Eso quedará registrado en las actas. A partir de ahí ya no hubo convención sino una manifestación política de exaltados, amigos de Marta Lucía Ramírez y de Pablo Victoria, porque entiendo que el propio Álvaro Leyva se retiró de la Convención y tampoco le dieron garantías. Por eso nosotros no nos sentimos ni obligados a reconocer resultados de esa reunión ni mucho menos obligados a tomar decisiones sobre ese tema. Para nosotros el partido conservador está sin candidato.
-¿Pero estima que sí había ambiente para que las mayorías apoyaran la reelección de Santos?
-Creemos que sí. Una convención es una campaña que se hace con un electorado reducido. De cerca de 13 mil convencionistas, confirmaron que iban a asistir cerca de 4 mil. Terminaron haciendo presencia un poco más de 2.200 y nosotros logramos hacer presencia con cerca de 1500 partidarios de mantener la Unidad Nacional. Nosotros estábamos tranquilos, serenos y seguros de la opción que hubiera mantenido unido al partido.
Voy a dirigir una carta a la secretaria del partido, pidiéndole al comité de garantías que certifique si hubo o no garantías en esa convención; que el propio comité de garantías sea el que defina ese tema. Para mí no hubo garantías ni políticas ni electorales: el sistema de votación fue pavorosamente erróneo, no funcionó. Luego habilitaron para votar a toda esa multitud vociferante de activistas que llevó la campaña de la doctora Marta Lucía, que no reunía las calidades de convencioncitas y porque la votación que reconocemos es aquella donde hubo 667 votos por candidato propio y un poquito más de 200 por alianza, lo cual desnudaba que no había quórum en una convención de más de 2.200.
-¿Pero el tema no es personal? Es decir, ¿no cree que Marta Lucía podría ser buena candidata?
Claro que sí. Por lo menos en materia de trayectoria y de conocimiento. Lo que me causa la duda es si ella tuvo que ver con todo ese manejo equivocado que hubo en la convención o si simplemente fueron seguidores suyos. Creo que Mata Lucía le debe una disculpa a Roberto Gerlein, a los congresistas que de alguna manera nos agredieron verbal y físicamente, y a todos los convencioncitas a los que trató de vendidos en su discurso.
-¿Si ella presenta esas disculpas, la apoyarían?
-Lo que pasa es que no hubo triunfo, porque convención no hubo. Hay que hacer otra convención. El panorama que visualizo para que el partido no se nos divida es que el directorio convoque a una convención virtual, que votemos en esa convención virtual y que el que gane la convención tenga que ser reconocido. Es que ayer, reitero, convención hubo hasta las 2 de la tarde, y luego lo hubo fue un aquelarre de los afectos a Marta Lucía y Pablo Victoria.
-De legitimarse la victoria de Marta Lucía ¿considera que es inminente una alianza con Óscar Iván Zuluaga, antes o después de primera vuelta?
-Eso solo lo sabe ella. Lo que tenemos claro es que por ningún motivo los congresistas conservadores apoyaremos la candidatura del Centro Democrático porque ellos son hoy el gran peligro para el partido Conservador. Quieren quedarse con nuestros líderes, quieren quedarse con nuestras bases. En la época en la que era simplemente uribismo, se irrespetó al partido. Hay congresistas conservadores presos por culpa del comportamiento de Álvaro Uribe comprándolos. Nosotros nunca reconoceremos legitimidad en cualquier causa que lidere el expresidenten Uribe porque él corrompió al partido.
-Entonces sólo les suena la Unidad Nacional…
-Solo la unidad nacional, o candidato propio si legítimamente gana en una convención, pero no sacándonos a gritos e improperios, y no dejándonos hablar a quienes tenemos una opinión diversa. Se puede disentir en política, pero sin improperios ni agresión física. Cuando se pasa de las palabras a las palmadas y empujones, ya las situaciones se van poniendo insostenibles.
-¿Salió golpeado el partido Conservador de la cumbre?
-Pues como no hubo convención, espero que no. Espero que el partido haga la verdadera convención, repito, virtual o descentralizada, para que todos podamos participar y que nos mantengamos unidos. Eso es lo que nos conviene a todos.
-¿Pero no cree que ya afloró una evidente división entre santistas-uribistas?
No diría división, pero si obviamente opiniones divergentes. Claro que nadie puede negar que Marta Lucía Ramírez perteneció al uribismo y que cada que tiene la oportunidad de hablar elogia a Uribe. En la convención cometió ese desliz: en parte de su discurso estaba hablando de la presidencia y las políticas de Álvaro Uribe como si él fuera conservador. Ella tiene derecho a ser uribista de la misma manera que yo tengo derecho a ser anti-uribista.
-A ustedes los critican por, supuestamente, entregarse a la ‘mermelada’ y apoyar al santismo por esos beneficios. ¿Qué responde a eso?
-En las listas de la ‘mermelada’ está gente que votó contra la reelección. En la lista de quienes queremos la unidad nacional hay personas como yo que no estamos en la lista de la ‘mermelada’. De modo que los hechos hablan por sí solos. Yo de ‘mermelada’ no conozco, porque como dije en un trino, yo estoy al borde de un coma diabético, entonces no puedo consumir nada que sea dulce. Y no la he recibido, de manera que es una sindicación de esas que terminaron en lo que terminó la convención: en una agresión innecesaria.
-Es probable que les exijan abandonar la Unidad Nacional…
-La unidad nacional va hasta el 7 de agosto. Desde ahí parte el error. El partido Conservador hizo un acuerdo con el presidente Santos y no veo una razón por la cual el partido se desmonte sin haber terminado este periodo. La otra discusión es si el partido se mantiene o no en la Unidad a partir del 7 de agosto. Pero la unidad nacional va hasta el siete de agosto y no hay otra razón, salvo la de los odios uribistas hacia Santos, para que el partido se retire de un gobierno que está intentando traerle soluciones a Colombia, que es el primer gobierno que se preocupa por las víctimas.
-¿Y si les pidieran que se fueran del partido en caso de no querer aceptar el mandato de la Convención?
-Nadie nos va a decir a nosotros cuándo nos tenemos que salir o no del partido Conservador. Entre otras cosas porque yo nací conservador. Empecé a hacer política a los cuatro años. No le reconozco a nadie el derecho de decirme que ahí está la puerta abierta para irme y mucho menos si ese alguien está recién llegado al partido y está haciendo mandados al uribismo.
Partido Conservador, ¿En división irreconciliable?
Lun, 27/01/2014 - 13:22
La Convención Nacional Conservadora, que se consideraba el momento para hacer definiciones importantes dentro de las toldas azules, dejó un sabor agridulce entre varios sectores de la colectividad t