Antonio Navarro Wolf no se ve a sí mismo como un militante de izquierda, sino como parte de una fuerza alternativa que espera ser elegida para la Alcadía de Bogotá en octubre de 2019. Hoy después de haber formado parte de la guerrilla del M-19, de haber pasado por la cárcel y haberse beneficiado con la amnistía del gobierno de Belisario Betancur, está en capacidad de recomendarle a los miembros de las Farc que cumplan con lo prometido cuando se firmó el Acuerdo de Paz, así como lo hicieron ellos en 1990 bajo el lema ¡Palabra que sí!
KienyKe.com habló con Navarro Wolf y lo encontró rejuvenecido por el reguetón que bailó en la campaña publicitaria de la Consulta Anticorrupción y confiado en que los bogotanos lo elegirán para gobernar a la capital del país de la misma forma como lo hizo en Pasto, con participación ciudadana.
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Para usted, ¿cómo están las cosas desde el punto de vista político?
Estoy aspirando a la alcaldía de Bogotá. Creo que lo que he hecho a lo largo de la vida me da la formación y la experiencia para hacer una buena alcaldía, donde hay una gran brecha entre el gobierno y los ciudadanos. Cuando se trabaja de la mano se resuelven los problemas como los que hay hoy en Bogotá. Con lo que he aprendido hasta hoy podría ayudar a cerrar esa brecha, del 2020 al 2024.
Usted salió tanto de la alcaldía de Pasto como de la gobernación Nariño con una popularidad muy alta de un mandatario local y regional, ¿qué lo inspira a manejar una ciudad tan compleja como Bogotá?
En Nariño y Pasto lo que hicimos fue trabajar con participación ciudadana y se sigue haciendo por ejemplo con el presupuesto; se trata de un mecanismo de participación muy efectivo, y lo ideal sería implementarlo con éxito en Bogotá. Sin embargo, es difícil gobernarla, pero eso hace más atractivo el reto. Pasto tiene 450.000 habitantes y Nariño 1'800.000, mientas que la capital del país tiene 8'000.000 de personas. Una localidad como la de Suba es casi la población de todo Nariño. Es un reto interesante, importante, atractivo. Es difícil pero no imposible.
Los problemas de Bogotá son enormes, en materia de seguridad, vías, movilidad, entre otras. Hacer un gobierno participativo no se ve fácil, ¿cómo hacer con el caos en el transporte público?
La movilidad necesita medidas de largo plazo, esto no se va a solucionar un gobierno; se dejaron de hacer inversiones en transporte masivo hace años y ya nos está pasando factura. La congestión en Transmilenio se volvió insoportable, la gente prefirió las motos y las bicicletas; el 80% de los accidentes se relacionan con esos vehículos. Hay que hacer un esfuerzo grande en transporte masivo, con semáforos inteligentes, con mejoras en las vías principales, que estén en buen estado o empezar a utilizar otras medidas como el cambio de horario de entrada a los trabajos, que unos empiecen a las siete, otros a las ocho, otros a las nueve, tenemos que resolver las congestiones en las horas pico, que se tomen medidas mientras se hacen las obra grandes.
¿Y qué va a pasar con el metro?
Hay que esperar a ver hasta dónde llega Peñalosa. Para mí es mejor el metro subterráneo, es una decisión más inteligente, pero él está muy metido en la idea de dejar firmado el contrato del metro elevado. Hay que construir sobre los construido, si cada gobierno empieza a barajar y comienza a repartir, pues no se hace nada para la ciudad.
Usted formó parte de la Constituyente, que en buena medida se hizo por el acuerdo de paz entre el Gobierno con el M-19, ¿cómo ve la Constitución hoy?
Estamos retrocediendo en descentralización. Por ejemplo, se ha aplicado poco la democracia participativa, aunque se está abriendo paso. Estoy muy contento con los resultados de la Consulta Anticorrupción porque fueron 12 millones de votos logrados a punta de redes sociales, voz a voz y reguetón ton-ton. Estuvimos al borde de conseguir el umbral y ese es un mensaje que se está madurando en la sociedad colombiana. Somos legalistas, demasiado santanderistas, pero podemos hacer presupuestos participativos, para que la gente decida como se invierte el dinero de sus impuestos, sin una reforma constitucional.
¿Por qué la Alcaldía y no la Presidencia de la República?
Para llegar a la Presidencia me pasó lo de la zorra y las uvas, dos saltos hizo la zorra tratando de alcanzar las uvas, a la tercera dijo “están verdes”. Yo intenté dos veces y no pude y me dije a mí mismo, que por la razón que fuera, la aspiración estaba por encima de mis posibilidades. Estoy pensando en la Alcaldía de Bogotá desde hace ya varios años y ya llegó la hora. Tengo la formación y la experiencia, además al partido político que pertenezco le fue muy bien en estas elecciones de Congreso y a las presidenciales les fue bien aquí en Bogotá y en la misma consulta anticorrupción.
Es la primera vez en la historia que a la izquierda y a las fuerzas distintas a las tradicionales logran un resultado tan alto en una elección presidencial, ¿les habrá llegado la hora?
Somos fuerzas alternativas, yo me defino como alternativo. En Bogotá hay un voto libre, un voto de opinión. Si la edad me deja, más adelante veré lo de la Presidencia, pero por ahora aspiro a la Alcaldía para dejar una impronta. Esta es una ciudad generosa, que recibe a todo el mundo, pero tiene un defecto que hay que corregir: la falta de compromiso de la gente. Eso es lo que hay que lograr con Bogotá.
De acuerdo con su experiencia, ¿por qué cree que hay tanta diferencia entre lo que fue el proceso con el M - 19 y el de las Farc? ¿Por qué tienen disidencias y ustedes no?
Son dos momentos políticos distintos. Cuando nosotros firmamos el Acuerdo de Paz nadie creía que eso tenía posibilidades, pero nosotros ya estábamos convencidos que el alzamiento armado no tenía razón de seguir, no tenía punto de llegada, era un camino sin salida.
¿Lo mismo le pasó a las Farc?
Si, pero a ellos les tomo 27 años entenderlo. Ojalá lo hubieran hecho antes, nosotros les propusimos que hiciéramos una negociación juntos y que firmáramos un acuerdo conjunto. No aceptaron. Nos hubiéramos salvado de muchos años terribles, de paramilitarismo, de daños de las mismas Farc a la población. Menos mal la historia nos dio la razón y ellos también lo entendieron. Es un momento político distinto, por ejemplo cinco meses después de haber firmado fui ministro de salud y nadie protestó.
Pero ustedes también hicieron muchas cosas malas y graves
¿Sabe que nosotros hicimos algo que le dio mucha confianza a la gente? 46 días después a bordo de un avión yendo a Barranquilla, el cartel de Medellín mató a Carlos Pizarro y a pesar de esa agresión tan grave, continuamos con el acuerdo. Eso es algo que tienen que entender las Farc, que se van a presentar situaciones difíciles, pero que hay que cumplir la palabra. Nuestra consigna de esa época era ¡Palabra que sí! La palabra se cumple, como en la época de nuestros abuelos, no había notarías no había escrituras; se hacían negocios de palabra y se cumplían: la palabra de paz hay que cumplirla.
¿Y ellos no la han cumplido porque están divididos?
Una parte minoritaria no la cumplió, no quiso aceptar los acuerdos, pero lo importante es la mayoría. Me preocupa lo que pasa con Iván Márquez, porque es un jefe importante de las Farc. También lo que pasa con el 'Paisa', porque no se sabe dónde están.
Con la JEP, más justicia que en el pasado: Navarro Wolf
Mar, 18/09/2018 - 05:10
Antonio Navarro Wolf no se ve a sí mismo como un militante de izquierda, sino como parte de una fuerza alternativa que espera ser elegida para la Alcadía de Bogotá en octubre de 20