Las protestas en Bolivia contra un supuesto fraude electoral crecieron, sumando un paro cívico parcial en La Paz, al día siguiente de que el cómputo oficial de las elecciones del 20 de octubre confirmara la victoria en primera vuelta del presidente Evo Morales.
"El resultado electoral ha llegado en medio de gran expectativa pero ha enardecido más los ánimos de amplios sectores de la sociedad en vez de calmarlos, porque el proceso de cómputo ha sembrado demasiadas dudas", dijo a Sputnik el analista Gonzalo Balcázar.
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El consultor político de varias organizaciones no gubernamentales advirtió que esa "sensación generalizada de fraude" parecía resultar suficiente para que militantes opositores y ciudadanos comunes, principalmente jóvenes, estén dispuestos a protestar "sin cuestionarse si realmente hubo fraude ni buscar pruebas".
El expresidente Carlos Mesa (2003-2005), quien terminó segundo en la votación pero no logró a su objetivo de quedar habilitado para enfrentar a Morales en un balotaje, llamó a movilizaciones de "defensa del voto" el mismo 20 de octubre, cuando se publicaron las primeras proyecciones del resultado del sufragio.
"Quiero decirles no se desanimen, que se mantengan en acción; estoy con ustedes", dijo el opositor el 24 de octubre, tras el cierre del cómputo, reiterando su convocatoria a protestas, como líder de una Coordinadora de Defensa de la Democracia, alianza opositora recién creada para luchar por la segunda vuelta.
Las protestas antigubernamentales con la consigna de rechazo al supuesto fraude arrancaron el 21 de octubre con manifestaciones callejeras cada vez más numerosas y violentas, que dejaban un saldo preliminar de ocho heridos de mediana gravedad, incluidos dos policías, y casi un centenar de heridos.
Pero el saldo material era más grave, al incluir la quema total de las sedes de cuatro tribunales electorales departamentales y oficinas del servicio de registro cívico.
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La campaña opositora se reforzó a partir del 23 de octubre con paros cívicos indefinidos en tres de las nueve ciudades principales, a las que se sumó La Paz este viernes 25 de octubre, donde comenzó un paro convocado por una asamblea de instituciones que lidera el alcalde Luis Revilla, aliado de Mesa y miembro de la Coordinadora opositora.
El paro en la capital política era especialmente duro en los barrios residenciales, donde destacaba la participación de mujeres en bloqueos de calles y mítines de protesta.
No estaba afectada la producción ni las principales actividades de servicios, pero los bloqueos forzaron interrupciones del tráfico vehicular y en las clases de colegios y universidades.
"Nosotros no somos de ningún partido, salimos a las calles solo a defender la democracia que tanto nos ha costado y que por culpa del Tribunal Electoral y del Gobierno está en peligro", dijo a Sputnik Marina Pérez, ama de casa que participaba en un bloqueo en el barrio residencial de Obrajes.Consultada sobre la demanda opositora de segunda vuelta electoral, dijo que podría ser la mejor solución "para resolver los conflictos en paz pero con una corte electoral confiable".
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