El movimiento bolsonarista salió a las calles este miércoles 2 de noviembre y marchó hasta la puerta de muchos cuarteles, exigiendo una "intervención militar" contra la victoria electoral del líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva el pasado 30 de octubre.
Las manifestaciones fueron multitudinarias y pacíficas, aunque de un claro talante antidemocrático, al punto de que reclamaron que las Fuerzas Armadas impidan el próximo 1 de enero la toma de posesión de Lula, que derrotó en las urnas al presidente Jair Bolsonaro por una mínima diferencia de 1,8 puntos porcentuales.
La convocatoria para las movilizaciones fue hecha por las redes sociales, en las que los grupos de ultraderecha que respaldan a Bolsonaro tienen una febril actividad, y sobre todo a través de servicios de mensajería privada como WhatsApp y Telegram.
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Río de Janeiro y Sao Paulo fueron las ciudades en las que se presentaron mayores concentraciones y en ambos casos en las sedes de los comandos regionales del Ejército, al igual que ocurrió en Brasilia, aunque con un menor número de personas.
La consigna en todos los casos fue la misma: "Intervención federal", bajo el artículo 34 de la Constitución nacional, que en uno de sus puntos dice que el Gobierno central puede intervenir, si fuera necesario y por los medios posibles, para garantizar la "forma republicana, el sistema representativo y el régimen democrático".
La excusa, según carteles mostrados por los manifestantes, fue también la misma y es que un Gobierno de Lula llevará a Brasil al "comunismo" e implantará un régimen similar al que viven países como Venezuela o Nicaragua, citados en muchas pancartas y fiel al discurso de Bolsonaro en su campaña electoral.
También han denunciado un supuesto fraude, una hipótesis que ha sido negada por la justicia electoral y todos los partidos y las instituciones, que han reconocido la victoria de Lula, al igual que cientos de gobiernos extranjeros.