El volcán de Cumbre, en la isla española de la Palma sigue preocupando, pues el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) afirmó que ya son alrededor de 400 hectáreas las afectadas y siguen en aumento. Asimismo, se alertó sobre el delta marino que ha formado con la caída al mar, pues éste ocupa una superficie de casi 29,7 hectáreas.
Miguel Ángel Morcuende, director Técnico del PEVOLCA, informó que recientemente se produjo el derrumbe parcial del cono lo que provocó una mayor salida de lava que en algunos puntos alcanza casi un kilometro de anchura máxima.
La ceniza que produce el volcán afecta esencialmente a la vertiente sur de La Palma, pero no se descarta que estas partículas puedan alcanzar la isla de El Hierro, dijo el DSN.
María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, indicó, “se ha constatado, a través de imágenes de satélite, la existencia de tubos lávicos que facilitan el acceso rápido porque se mantienen las condiciones térmicas de la lava a cotas más bajas, pero siguiendo los cursos que ahora mismo están establecidos”.
También, se destacó que las condiciones meteorológicas previstas para los próximos días son favorables desde la mirada de la calidad del aire, lo que será una ayuda a la operatividad de los aeropuertos canarios.
Miguel Morcuende dijo que la fajana alcanza las 32,7 hectáreas de superficie y que se está formando a partir de cuatro lóbulos de lava, esta situación es observada y monitoreada por barcos del Gobierno de Canarias y el Estado, quienes además analizan los niveles de CO2 y ácido clorhídrico.
Por su parte, las personas que están albergadas en el hotel Fuencaliente se encuentran fuera de peligro y son asistidas por las Administraciones insular, autonómica y estatal, quienes buscan algunas alternativas de realojo para ellas.
El Comité Científico PEVOLCA, recomendó no aproximarse a las coladas de lava, esto por el riesgo de exponerse a los gases emitidos, por posibles desprendimientos y las altas temperaturas. Además, informó que se producirán algunas detonaciones violentas que rompen el vidrio de las ventanas, en un radio de 5 km desde el cono.