Un grupo de científicos evaluaron el estado de algunos de los bosques altoandinos que rodean Bogotá para conocer su biodiversidad. Identificaron más de 200 especies de árboles y plántulas. El descubrimiento indica que los bosques maduros y secundarios han sobrevivido a los fuertes procesos de urbanización. Ahora los esfuerzos están centrados en velar por su protección.
Seis científicos del Instituto Humboldt, de la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad Nacional de Colombia, la Fundación Humedales y la Universidad del Rosario fueron los responsables del estudio del bosque altoandino que rodea Bogotá. La misión era conocer su biodiversidad ante los procesos de transformación que han vivido estos ecosistemas.
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El Instituto Humbolt asegura que, "los principales ecosistemas de Bogotá y los municipios de la sabana han sido víctimas del desarrollo urbanístico y la sobrecarga agrícola y ganadera". Estas actividades han provocado que los bosques nativos, el agua, la fauna y la flora empiecen a "palidecer".
La esperanza surge con el descubrimiento de los científicos. Incluso, antes de iniciar el estudio, un artículo de Journal of Ecology de la British Ecological Society afirmaba que las posibilidades de preservar estos ecosistemas dependen de la regeneración de bosques secundarios. "Pueden servir como hábitat para muchas especies y juegan un papel central en el funcionamiento del ecosistema”, agregó el Journal.
Áreas exploradas
Los investigadores estudiaron seis remanentes de bosque en los municipios cundinamarqueses de Soacha, San Francisco, Guasca y Tabio, y un gran fragmento boscoso en Torca, ubicado en la periferia de Bogotá.
El resultad de las áreas exploradas fue el registro de 167 especies de árboles y 132 especies de plántulas. Las cifras superaron las expectativas de los científicos ante las actividades de transformación que rodean los seis remanentes.
En la zona de estudio se registraron 19 especies endémicas de Colombia y cuatro especies categorizadas como vulnerables o en peligro de extinción, como Prunus buxifolia, Solanum humboldtianum, Meriania aguaditensis y Quercus humboldtii.
Según Ana Belén Hurtado, investigadora del programa de Ciencias Básicas de la Biodiversidad del Instituto Humboldt, "encontramos que cada fragmento de bosque resguarda especies diferentes, lo que resalta la importancia de su conservación por tratarse de bosques altoandinos, maduros y secundarios".
Los investigadores también exploraron cómo la composición de las especies se relaciona con factores climáticos y de suelo. “Nuestros hallazgos mostraron que influyeron bastante en el recambio de especies", explicó la investigadora del programa de Ciencias Básicas de la Biodiversidad del Instituto Humboldt, Natalia Norden.
Las consecuencias de la intervención
Si bien el estudio arrojó resultados esperanzadores para el ecosistema, el Instituto Humbolt comparó la situación con la estructura de los ecosistemas en la capital desde en el siglo pasado. En ese momento Bogotá contaba con más de 50.000 hectáreas ocupadas por humedales.
Con el tiempo, las también llamadas esponjas hídricas empezaron a perder terreno con vías y barrios. Hoy en día hay sólo 726,6 hectáreas de humedales. "La pérdida fue aproximadamente del 98%", explicó el Instituto, lo que queda están en "15 parques distritales de humedal".
Las razones que destaca el Instituto Humbolt sobre la intervención de estos paisajes naturales son: la transformación a áreas de cultivo, potreros, zonas urbanas junto con la contaminación y la llegada de especies invasoras.
Con respecto a los bosques estudiados, Natalia Norden dijo que el reporte aseguró un aumento de la cobertura forestal de la región, “lo cual trae un viento de optimismo".