Tras el paso devastador del huracán Iota por las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 15 mil perros y gatos quedaron en estado de vulnerabilidad. Algunos animales de compañía y otros de cría quedaron desorientados o sepultados en los restos de las casas isleñas.
Para atender la delicada situación de estos animales, tres fundaciones unieron fuerzas: Animal Voices, Adopta No Compres y Manejo Humanitario. Lo primero que hicieron fue buscar y rescatar a los animales grandes y pequeños que estaban cubiertos bajo las ruinas o heridos por las astillas de madera o las esquirlas de los vidrios.
Ahora, este equipo de voluntarios está concentrado en cubrir las necesidades alimenticias de los animales vulnerables del archipiélago, además de ofrecer asistencia veterinaria para procesos como suturación de heridas, vacunación, desparasitación y otras necesidades de la salud animal.
Si garantizar la seguridad alimentaria de los habitantes de una isla ya es difícil para los humanos, los insumos para mantener el peso saludable de los animales es toda una odisea. Para cumplir con esta tarea de grandes dimensiones, se valieron de un buque insignia de la Armada Nacional de Colombia: el ARC 7 de Agosto.
Este enorme barco, que alguna vez llegó hasta la Antártida y está adaptado para misiones de guerra y transporte de personas o ayudas en especie, fue el encargado de transportar la nada despreciable cantidad de 30 toneladas de alimento para perro y gato de marca Ringo y Mirringo.
Los voluntarios esperan quedarse en la isla a ofrecer estas ayudas médicas y alimentarias hasta marzo de 2021, porque prevén que las ayudas comunitarias y estatales comenzarán a mermar en diciembre y serán nulas en enero, que siempre es un mes difícil para las finanzas y lo será más al terminar un año tan duro como el 2020.