En las últimas semanas, dos casos de desaparición de menores han estremecido a Colombia, llevando a la sociedad a cuestionarse sobre la seguridad de los más vulnerables.
Laura Valentina Páez, de 9 años, y Sarita Michel Vargas, de 11, fueron víctimas de un crimen que ha dejado una huella profunda en sus familias y en la comunidad en general.
La desaparición de Laura Valentina Páez
El 16 de enero de 2025, la pequeña Laura Valentina Páez desapareció en Chiquinquirá, Boyacá. Según sus familiares, la niña salió de su casa a pasear a su mascota, pero nunca regresó. La Policía y la Fiscalía comenzaron de inmediato la investigación, que pronto apuntó hacia Daniel Josué Zambrano, un hombre que fue arrestado como principal sospechoso del crimen. Zambrano fue imputado por la desaparición forzada agravada de Laura Valentina.
De acuerdo con las investigaciones, el hombre abordó a la niña fuera del pueblo y la introdujo en su vehículo particular. A raíz de la búsqueda del vehículo, este fue encontrado en un taller de latonería y pintura, donde se hallaron pruebas cruciales, como fluidos biológicos, que posteriormente fueron enviados a Medicina Legal para su análisis.
A pesar de que Zambrano reconoció haber trasladado a la niña en su vehículo, se negó a revelar su paradero, lo que mantuvo el misterio sobre el destino de la pequeña hasta que fue encontrada este 21 de enero cerca de Chiquinquirá.
A raíz de este hallazgo, la Fiscalía decidió enviar a Zambrano a prisión preventiva mientras se continúan las investigaciones. Las autoridades continúan la búsqueda para determinar el paradero de la niña y esclarecer los motivos detrás de su desaparición.
El caso de Sarita Michel Vargas
El caso de Sarita Michel Vargas, quien desapareció el 24 de diciembre de 2024 tras una discusión familiar, también ha generado una gran preocupación en Colombia. La niña, de 11 años, fue vista por última vez en su hogar en Sogamoso, Boyacá. La Fiscalía, junto con el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), activó de inmediato los protocolos de búsqueda, pero no fue hasta el 12 de enero de 2025 que se hizo un hallazgo significativo.
En la vereda Vanegas, a solo dos kilómetros de la casa de Sarita Michel, se encontraron restos óseos en avanzado estado de descomposición. Tras realizar las pruebas de ADN correspondientes, Medicina Legal confirmó que los restos pertenecían a la menor.
Un par de tenis blancos con detalles rosados encontrados cerca de los restos fueron clave para identificar a Sarita, pues correspondían a los zapatos que llevaba puestos el día de su desaparición.
Sin embargo, lo que ha causado más conmoción es la implicación de un familiar cercano. Juan Carlos Rodríguez Vargas, primo de la niña, fue detenido bajo la acusación de desaparición forzada. Lo perturbador de este caso es que Rodríguez, quien participó activamente en las manifestaciones organizadas por la familia para exigir la aparición de Sarita, fue señalado como principal sospechoso por su vinculación con la desaparición de la menor. Su captura ha dejado a la comunidad de Sogamoso en shock, dado el profundo vínculo familiar y la aparente traición que subyace en su implicación.
La desaparición de Laura Valentina Páez y Sarita Michel Vargas ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de los niños en Colombia, y ha generado una gran conmoción en la sociedad. Mientras las autoridades continúan con las investigaciones para esclarecer los hechos y encontrar justicia para las víctimas, el país exige respuestas.
El caso de Daniel Josué Zambrano y el de Juan Carlos Rodríguez Vargas se suman a una creciente preocupación por la seguridad de los menores en Colombia, especialmente a casos de niñas que terminan siendo víctimas de feminicidio.