*A propósito de la llegada de las vacunas contra el Covid–19 a Colombia.
Entender que existen varias formas flexibles y amables para ver la vida, es el inicio de una actitud mental positiva.
Sin duda, estas premisas nos ayudan a responsabilizarnos de las decisiones que tomamos diariamente al momento de enfrentar cualquier situación adversa de manera inteligente y práctica.
Las personas optimistas tienen gran capacidad de convicción y transmiten seguridad, tranquilidad y confianza a quienes las rodean.
El optimismo no es una poción mágica. Sin duda, el optimismo es una fórmula que nos empuja a salir bien de los problemas y, está compuesto de una gran dosis de realidad y dominio propio. Tampoco el optimismo es la ausencia de incomodidad y dolor, mucho menos significa estar siempre satisfechos y felices.
Por el contrario, a veces se siente rabia, dolor, frustración, miedo, descontrol y toda esa gama de emociones negativas, que la mayoría de las veces es sano expresarlas de forma natural y de forma espontánea.
La voz del Terapeuta y Coach de Vida Armando Martí© para la sección Konciencia de KienyKe.com. Escúchalo, disfrútalo y compártelo:
Por eso, el optimismo es el resultado de la madurez, la disciplina y el entrenamiento personal orientado hacia la conciliación de nuestra mente negativa al momento de erradicar los viejos hábitos y cambiarlos por otros más sanos, que nos sirvan para obtener una mejor calidad de vida.
Todos tenemos una capacidad natural de resiliencia que, junto con el optimismo, nos impulsa a sobreponernos a estos momentos críticos y adaptarnos a la “nueva normalidad” post COVID-19.
Precisamente, el optimismo es el maestro de la actitud positiva, la cual por ser humana no es ilimitada, pero sí muy potente y en ocasiones es la fuerza que hace posible lo imposible.
Cuidar de nosotros mismos, es quizás el elemento principal para afrontar los actuales desequilibrios sociales. Es importante recordar que mediante el cuerpo experimentamos la totalidad de nuestras funciones físicas, mentales y emocionales, al igual que las actividades cotidianas y la forma en que percibimos la realidad.
Nuestro cuerpo es aquel con el que nacemos, morimos y convivimos las 24 horas del día. Por eso, cuando el cuerpo sufre o deja de responder a sus funciones vitales, nadie más lo sentirá que nosotros mismos. Si aprendemos a cuidar de forma optimista a nuestro cuerpo, sin lugar a duda, nuestro cuerpo cuidará de nosotros.