En uno de mis viajes a Popayán, la ciudad blanca y cuna de ilustres expresidentes, literatos y poetas, conocí a quien fuera en su juventud un gran amigo de mi madre Teresita, el Dr. German Duque Mejía, médico cirujano, internista y ginecobstetra de la Universidad de Tübingen Alemania, y padre de la medicina bioenergética en Colombia.
Él, muy amablemente me abrió las puertas de la hacienda “Los Robles”, donde ejercía su profesión como visionario y apóstol del bienestar humano, pues sabía que la mayoría de las enfermedades provenían de la desconexión con el espíritu.
Así lo había aprendido de su maestro Kirpal Singh, fundador del sendero Ruhani Satsang en la India. Estos conocimientos acerca de la medicina alternativa fueron difundidos después de la muerte del Dr. Duque, por su esposa Graciela de Duque junto con sus hijas médicas Marisol y Lulú.
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Al Dr. Duque, lo recordaré con una gran admiración por su increíble experiencia en el diagnóstico y tratamiento de múltiples dolencias del ser humano a través del péndulo y la radiestesia.
Desde siempre he sido un curioso buscador de respuestas para entender de qué se trata la vida. En ese entonces me preguntaba, ¿cómo un científico con una formación tan rigurosa en su práctica incluía métodos alternativos como el péndulo durante sus consultas?
Los enigmas del péndulo
El péndulo es un objeto pesado suspendido por un hilo y puede tener movimientos oscilatorios y giratorios, logrando detectar por medio del operador, desequilibrios energéticos en el consultante.
De igual manera, se utiliza en la búsqueda de personas, la localización de corrientes o yacimientos de aguas subterráneas, el diagnóstico de enfermedades físicas y emocionales, entre otras cosas.
Los movimientos del péndulo son como una antena que capta los cambios vibratorios tanto armónicos como adversos, pero ¿cuál es realmente la interfaz entre la materia, la energía y la conciencia que suministra a nuestro cerebro esta información tan sorprendentemente acertada? ¿Por qué estos métodos alternativos resultan más eficientes para algunos y para otros se convierten en una simple especulación?
Nuestro inconsciente colectivo hace parte de la historia del mundo formada por mitos, leyendas y creencias, así como también, de ciencia, análisis e investigación, es decir, una cualidad innata que habilita la posibilidad de que ocurran fenómenos por descubrir desde la inteligencia intuitiva.
Es posible, que muchas personas a lo largo de su vida hubiesen tenido alguna corazonada o experimentado de forma espontánea ciertas sensaciones de que algo está pasando o va a pasar. Al no entenderlo, lo más probable es que rotulen la experiencia como “casualidad” sin explorar su génesis.
Revelando el misterio de la psique
A partir del psicoanálisis y la psicología, se ha descubierto que el ser humano posee un filtro llamado preconsciente, un mecanismo capaz de asimilar las agresiones, dolores y traumas. En otras palabras, actúa entre la conciencia que opera para conocer el mundo y el inconsciente formado por pulsiones y sucesos olvidados, los cuales permanecen fuera de la conciencia.
Este proceso impide que surjan en el consciente imágenes, recuerdos, palabras y eventos que duermen en el inconsciente. Es como una válvula que regula la información de manera unidireccional: del preconsciente al inconsciente o del preconsciente al consciente, almacenando aspectos de la realidad que generan angustia, culpabilidad y dolor.
Esta habilidad de protección del cerebro mediante la censura de datos específicos se desarrolla en los siguientes pasos: la represión, que es el mecanismo de defensa psicológica más importante del aparato psíquico y su función es enviar los pensamientos y deseos vergonzosos hacia el inconsciente. Después, aparece la negación, un proceso mental que rechaza los impulsos hacia las cosas que deseamos, adaptándolas a comportamientos opuestos de lo que en realidad queremos.
Por otra parte, la sublimación es la transferencia de los deseos y elecciones socialmente aceptables como el arte, la música, los deportes y otros hobbies. Finalmente, la racionalización es un modo de explicar lo desconocido en términos de lo conocido.
Con base a lo anterior, se puede concluir en primera instancia, que las personas cuyos mecanismos de defensa (preconsciente) son muy sensibles ante los estímulos vibracionales, tienen la capacidad de acceder con mayor facilidad a las dimensiones intuitivas.
Diferente a aquellos que han generado barreras de protección por medio de la intelectualidad, volviéndose rígidos y escépticos hasta que les resulta casi imposible experimentar algún tipo de fenómeno parapsicológico.
Por ejemplo, la precognición es la anticipación de situaciones futuras donde la persona “percibe” o “sabe” por vías no racionales las respuestas buscadas. Lo anterior, siempre y cuando, su preconsciente esté lo suficientemente “armonizado” y “limpio” para dejar fluir la información desde el inconsciente.
Mientras que los que no poseen una conexión consciente con sus canales mentales, necesitan recurrir a instrumentos catalizadores como el péndulo para ayudar al preconsciente a activar el sistema nervioso central y descodificar la respuesta de la mente del consultante por medio de la programación de los movimientos oscilatorios del péndulo, es decir, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, de forma circular/horizontal o neutral.
¿Cómo usar el péndulo y la energía mental?
Hoy quiero compartir con ustedes algunas sencillas, pero efectivas prácticas con el péndulo y la energía radiónica, sin importar que el preconsciente sea flexible o tenga obstáculos racionales:
1. En un lugar tranquilo, siéntese frente a una mesa en posición recta, con los pies tocando el piso. La idea es sostener el hilo con los dedos índice y pulgar, cuidando de que los demás dedos no lo toquen.
2. Programe el péndulo y elija cuál va a ser el “sí”, el “no” o el “neutral” según las oscilaciones de este, bien sea de derecha a izquierda o en movimientos circulares/horizontales.
3. Desde un estado de concentración y relajación profunda, establezca la pregunta que debe ser contestada con un “sí”, un “no” o “neutral”.
4. Apoye el antebrazo en la mesa y deje oscilar el péndulo, esperando sin afán la respuesta. Es fundamental saber interpretar los desplazamientos del péndulo desde los más sutiles hasta cualquier percepción que experimente como hormigueo en las yemas de los dedos o sensación de calor, frío, humedad, entre otras.
5. Confíe en su primera impresión aun cuando le parezca sorprendente la respuesta. Puede hacer hasta un máximo de tres a cinco preguntas por sesión, para no sobrecargar el preconsciente con información.
6. Una vez terminada la sesión, sople el péndulo para limpiarlo, beba un vaso de agua fría y tenga a la mano una barra de cobre de aproximadamente un metro de largo, para hacer masa al suelo y descargar la energía sobrante que puede acumularse entre el consultante y el operador.
Finalmente, no me cansaré de prevenir a mis lectores y asesorados, sobre la importancia del uso responsable y consciente de sus facultades psíquicas, pues estas deben ser motivadas por la ley de la intención y no desde el ego insano, el deseo de dominar a los demás, la inmadurez y la ignorancia.
Nada en este mundo es más valioso que la salud física, emocional y mental. Por eso, debemos entender que, para realizar este tipo de prácticas y exploraciones psíquicas, es pertinente una sólida estructura tanto psicológica como espiritual para evitar daños que se puedan causar a sí mismos y a los demás.
Sin duda, el mejor de los remedios para sanar cualquier enfermedad es el amor y este debe empezar consigo mismo, habitándose en su interior como un buen amigo que puede extender la fuerza de la bondad al momento de entender el sufrimiento, las necesidades y los deseos del otro.
Personalmente, me inclino hacia la filosofía de vida del Dr. Germán Duque Mejía, quien con su ejemplo de servicio a los demás, logró por muchos años gozar de paz y alegría en su alma, la cual se preservó en el tiempo a pesar de las dificultades por expandir las bases de la medicina bioenergética en Colombia.
Hoy entiendo que preguntar es mucho mejor que adivinar. Por eso antes de usar el péndulo me preguntaré: ¿Si no soy feliz que me haría feliz?