Amar sanamente es darle libertad a tu pareja de cometer sus propios errores, dejando que asuma las consecuencias. Cada persona tiene su propio Dios y no pretendo ser Él, para cambiar a nadie.
La experiencia no tiene edad y el alma tampoco. Desde el corazón todo es posible. El amor honesto no te aleja de la realidad y, por el contrario, te enseña a vivir feliz sin mayores expectativas.
Si al mirarnos ya no importan las palabras, entonces podremos escuchar la verdad que habita en nuestro corazón. Quienes aman no envejecen nunca. El amor sano nace de la voluntad de estar junto a la pareja, con el único fin de gozar y ser felices al dar y recibir afecto, apoyo y seguridad.
Una relación de pareja auténtica comienza desnudando el alma, mostrando la luz y la oscuridad que habitan en cada uno. El peor de los pecados es no ser feliz. Por eso, hay que conectarse desde el corazón y seguir los instintos naturales para gozar el regalo de Dios, es decir, nuestra libertad sin prejuicios.
Cuando la pareja aprende a abandonar la competencia y el resentimiento que buscan dañar al otro y a sí mismos, esto se convierte en un indicador de que la felicidad está en camino.
Soltar, dejar ir y no aferrarse, te ayudan a vivir mejor, pues así nace espontáneamente el amor. La libertad y la confianza son elementos para conservar la pareja. No permitas que tus dudas sean proyectadas sobre el otro por el inútil intento de ocultar tus debilidades y falencias, pues de esta manera, estarías acabando con las posibilidades de un renacer juntos.
Si aprendiste a amar no harás sufrir al ser amado. Serás humilde y paciente a la hora de reconocer sus fallas, sin la carga de la culpa. Recuerda que un acto de consideración con nosotros mismos, es mirar qué cosas puedes cambiar en tu interior para ofrecerle a tu pareja un amor sano.
Las verdaderas historias de amor comienzan cuando dejamos ser a la otra persona quien realmente es, ofreciéndole una calidad de vida al ser amado. Las críticas y los reproches no son actitudes que lo construyan. Una pareja sana, además del amor mutuo necesita: sinceridad, paciencia, lealtad, paz, autoestima, pasión y sueños.
“El amor pleno en la pareja” en la voz del Terapeuta y Coach de Vida Armando Martí© para la sección Konciencia de KienyKe.com. Escúchalo, disfrútalo y compártelo:
El amor es la base de las relaciones de parejas sanas. El miedo y la ira son los componentes de las parejas tóxicas. La mayor dificultad del amor es cuando la soberbia y la mentira, le ganan a la humildad y al perdón. Controlar, vigilar, fingir, obligar, amenazar, juzgar y competir, impiden tu experiencia real y auténtica de amar.
La domesticación en el amor de pareja anula su esencia vital. La energía se agota en busca de aprobación mutua y por temor al abandono, fingen lo que no son.
El auténtico amor no está basado en la perfección. Por eso, puede resistir las peores desilusiones y los errores que como humanos cometemos. Amar no es condicionar. Elige respetar la libertad del otro para evitar que este sentimiento se bloquee.
Amor no es adaptarse a la incapacidad afectiva de tu pareja. La exclusión emocional hace mucho daño. Es importante ser valiente y recuperar la dignidad personal. No es necesario pedir “limosna” de amor y recibir “migajas” de atención. Si este es tu caso, reconoce los errores y dile ¡adiós! a la relación.
Aprende a quererte a ti mismo, para que logres encontrar en tu nuevo camino personas que también sepan valorarse. La necesidad de tu propia perfección es el principio del fin en la pareja, por la sencilla razón de que el amor nace y no se impone. El control hacia el otro es el reflejo de tu máscara por ocultar en el otro tus propios defectos.
Para algunas personas una de las relaciones más difíciles de lograr es ser amigos de ellos mismos. Si dejas que el amor habite en ti, el resentimiento, la tristeza y el odio no podrán ser tus huéspedes.
Sin honestidad el amor es inestable, sin cuidado el amor está perdido, sin respeto el amor es infeliz, y sin confianza el amor es asfixiante. Si reprimes tus instintos, no llegarás al amor y tampoco experimentarás a Dios.
Los invito a dejar de ser espectadores de las historias de amor de los demás. Construyan y vivan su historia sin miedo. El amor es algo que sucede, no se analiza. ¡Busquen la luz! Concentren sus esfuerzos en no cambiar al otro y por el contrario comprenderlo, pues él también tiene su propia historia.
Vivir de instante en instante, gozando del amor y aprendiendo del desamor. Esta es una de las claves para dejar de ser analfabetos emocionales y ser simplemente felices.