Los aranceles impuestos por Donald Trump son “un poco de amor duro” que echa por tierra cien años de orden mundial comercial. Parecen esfumarse 80 años de dolorosas rondas de negociación que permitieron bajar aranceles y barreras no arancelarias entre los países. El presidente de Estados Unidos anunció aranceles “recíprocos” para casi todos sus socios comerciales; 34% China, 27% India, 24% Japón, y 20% Unión Europea. Para el resto de las pequeñas economías, incluido nuestro país, 10%. ¿Cómo pueden responder los afectados? Las medidas retaliatorias son contraproducentes por el efecto de escalamiento en una guerra que solo dejará perdedores.
Para los países en general, la opción es incrementar los flujos comerciales entre ellos, en particular en el sector servicios que mueven la economía del siglo XXI. Estados Unidos representa el 15% de la demanda final mundial de importaciones, lo que significa que a nivel global no son el poder dominante como si lo son en el campo financiero y en el gasto militar. El tanque de pensamiento Global Trade Alert calcula que aunque Estados Unidos parara todas sus importaciones, en la tendencia actual, 100 de sus socios comerciales recuperarían sus exportaciones perdidas en solo 5 años.
Para Colombia decir “la sacamos barata” o “es una oportunidad para diversificar los mercados de nuestras exportaciones” no es cierto ni es tan sencillo. Estados Unidos es el primer socio comercial de Colombia, el destino de cerca del 30% de nuestras exportaciones. Productos estratégicos como el petróleo, el café, las flores y el oro son directamente afectados, encarecen su precio en el mercado estadounidense y reducen su competitividad frente a otros proveedores internacionales. Esto no solo amenaza los ingresos de los exportadores, sino que también impactará negativamente el crecimiento económico del país, con estimaciones de una reducción de hasta 0,3 puntos porcentuales del PIB.
La diplomacia comercial de nuestro país debe apuntar todos sus esfuerzos hacia la Unión Europea y a entrar en el Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP por sus siglas en inglés) que representa el 13,5% del PIB mundial. Vale la pena también buscar asociarse a los acuerdos de Abraham entre Israel, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Sudán. El monto de intercambio comercial entre estos países alcanzó 3,47 billones de dólares en 2022. También es urgente darle valor agregado a las exportaciones. No será fácil ni rápido pero debemos empezar ya.
En cuanto a la estrategia negociadora con Estados Unidos, Colombia debe adoptar un enfoque pragmático y colaborativo. El TLC entre ambos países, vigente desde 2012, es aún una herramienta clave para mitigar los efectos de los aranceles. EEUU tiene un superávit comercial con nuestro país y nuestra oferta exportadora no se puede interpretar como una amenaza al empleo o a la economía estadounidense. Es necesario resaltar que quienes resultaran afectados con el arancel del 10% serán los consumidores de nuestros productos exportados.
Además, Colombia debe aprovechar el contexto global para posicionarse como un aliado confiable en la reconfiguración de las cadenas de suministro. La tendencia hacia el "nearshoring" —la relocalización de cadenas de producción más cerca de los mercados de consumo— beneficiaria a Colombia, especialmente en sectores como el agroindustrial y el manufacturero. Esto no solo fortalecería la relación bilateral, sino que también impulsaría la inversión extranjera directa en el país.