Un Plan, poco Marshall

A mediados de agosto la alcaldía de Bogotá presentó en el Concejo de la ciudad el denominado “Plan Marshall” como lo llamó la alcaldesa Claudia López. Según la administración este plan tenía como objetivo la reactivación económica de la ciudad. En columnas anteriores he hablado de la importancia de la reactivación económica del país y celebro esta iniciativa de la alcaldía de participar activamente y de proponer soluciones para dinamizar la economía con el fin de enfrentar uno de los retos más grandes que tenemos: el desempleo. Sin embargo, después de leer el proyecto, considero que este no es realmente un plan de reactivación económica y generación de empleo. Por esta razón, agradezco la seriedad del Concejo de no aprobarlo para que la Administración pueda corregirlo, teniendo una nueva oportunidad para presentarle una estrategia más estructurada a la ciudad. 

El plan presentado contaba con dos componentes. El primero, tenía medidas tributarias como congelar el impuesto predial en el 2021 para todos los inmuebles de la ciudad, incluyendo los residenciales, comerciales e industriales; eximir de este gravamen en los próximos dos años a los bienes del sector cultural y luego otorgarles una reducción del 50 %; entregar una serie de descuentos en industria y comercio (ICA) a las empresas que en este 2020 reporten pérdidas; y alivios en los siguientes seis años a los empresarios que se formalicen.

La segunda parte del plan, que aún se volverá a presentar al Concejo de Bogotá, consiste en una solicitud de cupo de endeudamiento por 10,79 billones de pesos. Este dinero sería utilizado para financiar parte del Plan de Desarrollo que, según las cuentas de la Administración, generaría más de 500.000 empleos en los próximos dos años. La ciudad invertiría en proyectos de movilidad, seguridad, educación y, por su puesto, salud. A destacar, se propone invertir 3,93 billones a la Red de Metro Regional, Corredores Verdes y Alimentadores (36 %); 2,32 billones a Educación (21 %); 1,27 billones al Instituto de Desarrollo Urbano (12 %); 1,76 billones a Salud (16 %); entre otros.

Una de las falencias principales presentadas en el Plan de Reactivación, estaba en esa primera parte que parecía más una reforma tributaria. Si bien creaba una serie de ayudas y alivios a los más afectados por la pandemia, también creaba desincentivos para las empresas que lograron innovar o transformarse durante este tiempo de pandemia. Si bien se proponía una disminución en el impuesto del ICA para algunas empresas, proponía incrementos en el mismo a las ventas al por menor mediante internet o correo físico, algo problemático si se tiene en cuenta que ha sido uno de los principales sectores de apoyo durante la pandemia. 

Otra propuesta que considero que no es pertinente de parte de la Administración, es subir impuestos a los medicamentos y algunos bienes de primera necesidad y de bioseguridad, o gravar las plataformas electrónicas cuando el virus no ha desaparecido, siendo estas necesarias para vivir en esa “nueva normalidad” como la llaman. La economía en su conjunto se ha visto afectada por la pandemia, muchos sectores han sufrido pérdidas, han tenido que “reinventarse” (palabra muy popular por estos días de la cuál muchos estamos cansados) y se han visto en la necesidad de acelerar procesos de transformación para cumplir con las nuevas demandas. El plan de reactivación económica no se puede basar en zanahoria para unos y garrote para otros. Mucho menos con las cifras de desempleo actuales, por eso el plan no debe dividir, nos debe unir en torno al propósito conjunto de estimular la economía de la ciudad.

Por otra parte, entiendo la solicitud del cupo de endeudamiento por 10,79 billones de pesos al cabildo distrital, sin embargo, invito a la Administración a ir más allá de la financiación de proyectos del Plan de Desarrollo y a ser más clara y concreta sobre los planes de infraestructura que se ejecutarán para reactivar la economía.  La estrategia para la reactivación de empleo, tanto público como privado, debe basarse en proyectos sectoriales que fomenten la inversión (no la desincentiven) y debe contemplar a los distintos actores que puedan reactivar la economía de nuestra ciudad a través de un diálogo constructivo. 

La tasa de desempleo en Bogotá fue del 25,1 % entre mayo y julio, pasando de 489 mil a 1,08 millones de desempleados. Solo en julio la cifra de desempleo fue del 26,1 %. En cuanto a la Tasa de Ocupación, entre mayo y julio fue de 46,7 %, casi 16 puntos por encima a la del mismo periodo en el 2019. De igual forma, en los jóvenes, la cifra de desempleo sube hasta el 34,6 % entre mayo y julio. 

De cara a estas cifras, el plan de la administración no parece coherente con la situación de la ciudad donde la cifra de desempleo es especialmente preocupante entre mujeres y jóvenes. Se necesita tener esto en cuenta a la hora de trazar las estrategias de reactivación económica y plasmarlo en el proyecto que se le presente a la ciudad. 

Además de las falencias de fondo, quiero llamar la atención sobre los errores de forma en el proceso frente al cabildo distrital. El hecho de que la alcaldía tuviera que retirar parte de su Plan Marshall demuestra que hay improvisación en estos tiempos de crisis, y deja una sensación de imposición, intentando aprobar medidas sin la deliberación y el debate necesario. También deja mucho que pensar que desde la Secretaría de gobierno se intentara culpar al presidente del Concejo y a la corporación por el retiro del proyecto. 

Buscando culpables no se llega a consensos, por eso la invitación al diálogo con los afectados y los sectores sociales será fundamental para presentarle un nuevo proyecto a la ciudad.  Por eso celebro que la alcaldía esté dialogando con la comunidad y los distintos sectores afectados sobre las estrategias de reactivación puesto que el proyecto debe incluir estas voces de una manera más visible. Este percance en el trámite del llamado “Plan Marshall” no se debe ver como un obstáculo, sino como una oportunidad para presentar un plan que sea incluyente y que refleje el diálogo y la intervención de todos los sectores. Esta es la oportunidad para que la alcaldía demuestre que no quiere imponer sus medidas, sino que tiene la capacidad y la voluntad de buscar consensos políticos y sociales. Todos los habitantes de la ciudad estaremos atentos a este nuevo proyecto y queremos ver indicadores reales de generación de empleo y proyectos productivos que nos saquen de la crisis.

P.D. No asistir al debate citado por la oposición, no tiende puentes hacia la reactivación.

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