La educación en nuestro país ha sido un campo de batalla para la defensa de los derechos fundamentales de los estudiantes. Las decisiones de la Corte Constitucional han jugado un papel crucial en garantizar que los estudiantes puedan desarrollar su personalidad libremente. En pocas palabras, actualmente la educación enfrenta peleas constitucionales por cómo deben comportarse y ser los estudiantes en los establecimientos educativos.
Para contemplar los derechos que están sobre la mesa, es preciso mencionar la libertad de expresión y el derecho al libre desarrollo de la personalidad -los cuales son pilares en la formación de los “pelados”-. Los manuales o pactos de convivencia, como los uniformes y las reglas de vestimenta, no deben ser tan estrictas que impidan la individualidad de los estudiantes; pero tampoco tan permisivas que el “chino” o la “china” puedan hacer lo que se le venga en gana. La Corte Constitucional ha sido clara en que estas regulaciones deben ser razonables y proporcionales. Por ejemplo, en la sentencia T-418/15, la Corte protegió a una estudiante sancionada por teñirse el cabello, subrayando que tales sanciones no pueden coartar la libertad personal sin una justificación adecuada.
A pesar de la importancia de la libertad personal, las decisiones escolares deben alinearse con el interés superior del menor. Este principio exige que todas las acciones y normativas en el entorno educativo se orienten al bienestar físico, emocional y psicológico de los estudiantes, no solo del involucrado directamente sino de los indirectos. No se trata de avalar la expresión individual, sino de garantizar que esta expresión no ponga en riesgo el ambiente de aprendizaje y el desarrollo integral de la comunidad educativa. Las expresiones de un sujeto no pueden vulnerar a otros por el simple hecho de promover una libertad.
Otro tópico importante y que es necesario hablar, son las relaciones personales y las expresiones de afecto, estas han sido objeto de revisión por parte de las instituciones educativas. ¿Cuál es la situación con ello? En un esfuerzo por mantener la moral y las buenas costumbres, algunas escuelas han implementado acciones que prohíben las relaciones amorosas entre estudiantes, especialmente en la comunidad LGBTI. Sin embargo, la Corte ha sido enfática en proteger estos derechos.
Para hablar un poco mejor esto, hay que recordar el caso de Sergio Urrego, la Corte señaló que tales prohibiciones constituyen una violación a la igualdad y la no discriminación, estableciendo precedentes que obligan a las escuelas a revisar y modificar sus manuales de convivencia. Es decir, los muchachos pueden tener muestras de afecto en momentos de entretención como el recreo; no en las aulas ni en momentos académicos. Aun así, las instituciones deben encontrar un medio, asegurando que estas relaciones no deriven en situaciones que puedan afectar negativamente a los demás o al ambiente escolar en general. Hay que decir que este caso se presenta en la educación media; para el contexto de una educación primaria cambia el fin, las muestras de afecto deben comprenderse como producto de las relaciones afectivas de los niños y que esta merece una exploración y orientación de emociones.
La lucha contra la discriminación es fundamental para la creación de un entorno educativo justo. Las decisiones de la Corte han subrayado que ninguna normativa escolar debe ser excluyente o discriminatoria. Todos los estudiantes, independientemente de su género, orientación sexual, religión o identidad de género, tienen derecho a un trato igualitario y respetuoso.
En conclusión, el desafío para las instituciones educativas es equilibrar la libertad personal de los estudiantes con el interés superior del menor. Las decisiones constitucionales proporcionan una guía valiosa, pero la implementación efectiva de estas directrices requiere un enfoque cuidadoso y sensible por parte de los establecimientos. Es así que los estudiantes deben ser conscientes de que su libertad viene con responsabilidades y que el respeto por los demás y el bienestar colectivo son esenciales para una convivencia armoniosa, esto no se trata de persecución por un pelo teñido, pero tampoco de falta de autoridad educativa.
¡Bendito sistema!