Espere con enorme paciencia la presentación de la ministra de Salud. Había leído algunas apreciaciones sobre algo que no se conocía y eran solo especulaciones sobre el proyecto de cambio del sistema. Los comentaristas habían escrito algunas interpretaciones, pero tenía una profunda carencia: no conocían el texto y lo que se consignó tenía mucho sabor a abstracto. Habló con conocimiento de causa, pero en un tono poco conciliador. Más que la presentación del funcionario que busca consenso, orientación y apoyo escuchamos a un provocador que en forma descarnada presentaba los argumentos o hipótesis que daban pie a los cambios que se proponían en la reforma. No era un funcionario alto del estado. Era una activista con un discurso ácido y lleno de consideraciones que muchos de los oyentes no compartíamos. La comunicación sensata, persuasiva y motivando la discusión debe ser el eje central donde transita la reforma. Empezó en la Academia Nacional de Medicina con el pie izquierdo.
Descentralizar la salud debe ser uno de los objetivos del sistema. El paciente en Aguas Vivas, Córdoba, tiene los mismos derechos que quien vive en la 85 con 15 en Bogotá. Pero inaugurar un Centro de Atención Primaria en Salud para la atención de esos cordobeses, con remisión ausente y poca idoneidad nos parece fuera de foco. Hay más bien que abrir el traslado y mantener unas vías para que el paciente que las necesite las utiliza. No imagino en los Llanos Orientales, sin comunicaciones, un centro de salud. Aislados, solos y con poca gestión para lograr este objetivo y especialmente como sería el proceso de auditoría. Pretender desaparecer todas las EPS es un error garrafal y crear entidades proclives a la corrupción es alimentar uno de los pecados actuales del sistema. Estás tienen y han desarrollado una función importante dentro del sistema e igualmente hay algunas que no cumplen los requisitos legales, están en quiebra y lo que hay que hacer es liquidarlas. Organizar el traslado de pacientes a las EPS sanas es un imperativo y ajustar sus reglamentos quitándoles alguna de sus funciones. No es sano crear un clima de incertidumbre y un ambiente de ansiedad pregonando que se acabaran estas instituciones. Construir destruyendo acaba con los principios del bienestar.
La formación del recurso humano en salud es un tema gastado y rancio cuyos resultados, cuando se le entrega al estado, son nulos. Incluso cuando se les pide a las universidades los logros son pocos. Hoy día son las sociedades científicas las que se encargan de esta actualización las cuales deben ser acreditadas y registradas. Hay que invertir en la formación del recurso humano y una parte de los ingresos se dedican a este rubro. No imagino cerca de 100 mil médicos tratando de orientarse y encontrar un sitio para capacitarse y actualizarse. ¿Se entregará a las Asociaciones Científicas esta responsabilidad? ¿Hará parte de su ingreso? El salario de un empleado público como se pretende no alcanza para estos “lujos”. La educación en salud corre paralelo con la reforma.
La financiación del sistema no permite dormir con tranquilidad. Suspender esta función de la EPS y entregársela al ADRES es llenar al sistema de problemas. ¿Cómo se actualiza? Capacitarla y poner en marcha esta dependencia institucional es toda una gestión titánica. Como se regulan los giros a las EPS cuando en este momento, por ejemplo, la ministra de Salud dice que se le adeudan 50 billones y el Superintendente la corrigió diciendo que eran 16 billones. No he conocido una opinión seria, respetada y con autoridad que apoye la reforma. Todos los conceptos coinciden en que se debe hacer ajustes, pero no acabar el sistema de salud actual desechando la experiencia acumulada para volver al sistema antiguo que tantos dolores de cabeza nos ha gastado. La reforma de la salud es la expresión de la Ley Estatuaria (1751 del 2015) y reglamentar ésta debe ser el propósito de quien está unos meses en el ministerio. No olvidar los datos de la encuesta de la ANDI en donde los colombianos están satisfechos cerca de un 73% con el sistema y el 67 % piensa que no debe reformarse.
Diptongo: 7 de cada 10 aprueba el sistema de salud.