Ni flor de un día, ni apariencia. Es realidad histórica, feliz, y no cuento con magia.
Así los medios poderosos destaquen las eliminaciones de Tolima, Santa Fe y Millonarios, por encima de su clasificación histórica a octavos en Copa Libertadores, Deportivo Pereira demuestra que su vuelo es alto.
Lo suyo eleva al tope la temperatura de sus hinchas sin tambalearse, sin misterios en su juego o histerias en las justificaciones. Es una sorprendente redención y ejemplo para otros clubes colombianos, con mayor difusión, experiencia y pergaminos, eliminados en los primeros toques del torneo.
Sin bajar la guardia, sin miedo en el juego, sin cobarde refugio defensivo, cuando se enfrenta a los históricos, en esta ocasión a Colo Colo, un grande de América.
Como lo hizo contra Boca Juniors, plantado cara con fútbol y coraje.
Es un gusto verlo en cualquier cancha. Tiene el sello de Alejandro Restrepo, un entrenador serio y ambicioso que da repasos tácticos, con derroches técnicos y frescura física, sin el recurso del juego sucio, para sumar puntos.
Pereira es un equipo con carácter, que no se acobarda.
A la solidez defensiva le añade densidad en el medio juego, con un delantero, Rodríguez, de largos movimientos e influyente en las áreas, a pesar de la soledad en que actúa, en algunos pasajes de los partidos.
Su medio campo ocupa espacios con amplitud y activa con frecuencia las bandas, que le dan profundidad.
Es agresivo, sin afectar el reglamento, al recuperar la pelota, con movimientos constantes, dinámica asociada, desmarques de ruptura, presencia masiva en zona de creación y alternativas de juego en la definición.
Pereira no se tambalea. No es zarandeado. Definió un estilo. Tiene una excelente relación con el balón, como eje de su fútbol a pesar de que en el último partido renunció a la posesión y vivió algunos momentos de zozobra sofocados por Aldair Quintana, su portero.
El grande matecaña disfruta de esta aventura feliz, con los sobresaltos emotivos de una hinchada que no negocia ni declina en su aliento, factor fundamental como su fútbol, en estos momentos dulces, contra pronósticos.
Que sorprenden y enmudecen, especialmente a la prensa de los equipos grandes.