Antes de ingresar a Transmilenio, el sistema de transporte masivo en Bogotá, las mujeres miran sin parpadear en su entorno para detectar la presencia de algún sospechoso, pero sumado a la vigilancia ocular, ahora surgió una medida de seguridad desesperada: Esconder el celular en el pecho o abdomen.
No hay alternativa, el temor es la constante por los reiterados robos. Es la rutina diaria para prevenir el atraco sin pausa, no quieren sumarse a la larga lista de víctimas de este delito en Bogotá: Hurtan 160 móviles diarios.
La inseguridad en la capital del país se desbordó. Y Transmilenio es uno de los lugares preferidos por los delincuentes para robar a placer. Lo peor es que la gente se cansó de denunciar, la propia alcaldesa Claudia López lo reconoce con una gran dosis de frustración, de cada 10 capturados, 8 quedan libres en cuestión de horas.
Y pilas con los viernes. De acuerdo con las propias estadísticas que maneja la Policía Metropolitana de Bogotá, se trata del día que más roban celulares y el domingo es la jornada en la que menos aparatos móviles despojan a sus dueños. También tienen horarios, en las mañanas y tardes, se incrementa este delito.
Esta costumbre de prevención, a punta de repetición ya se transformó en un hábito. Y aunque la Policía muchas veces captura a integrantes de estas bandas delincuenciales, hay otra realidad preocupante, la ciudadanía toma justicia por mano propia.
Los ladrones de celulares casi siempre someten a sus víctimas con armas blancas, actúan con tal rapidez que no otorgan margen alguno para la reacción. Sus operativos para despojar de pertenencias a las personas se realizan en cuestión de segundos.
Las mujeres en Bogotá son unas convencidas que en cualquier momento habrá un atraco en el transporte o en la calle. Aunque asustadas, son firmes en su determinación de generar protección en su propio cuerpo. Es la forma de cambiarle el destino a un robo inminente.
En realidad son decisiones valientes. Lo de guardar el celular en el pecho o abdomen, es la fórmula que encontraron para evitar el riesgo y ya se acostumbraron a la convivencia de la piel con el celular. Aunque la Policía no tenga cifras, si tengo la certeza que son más los móviles que se salvan por esta astucia femenina, que los que se roban.
Es inevitable, cualquiera que descuide su celular en el transporte o avenidas de Bogotá, está condenado a un robo. Esto no debería ser así, la seguridad a todo ciudadano debe garantizarse sin excusas. Mientras tanto, las mujeres seguirán aplicando su infalible método de protección: Los pechos y el abdomen.