La Ley 2380 sancionada por el Presidente Gustavo Petro hace unas semanas y de mi autoría, es una herramienta poderosa para hacerle frente a la crisis alimentaria y el hambre que acecha a millones de colombianos, que no pueden acceder a las tres comidas diarias.
Es por esto que la puesta en marcha de esta nueva Ley, debe ser rápidamente socializada con el sector privado. Esto permitirá que la donación de alimentos en buen estado llegue a un mayor número de colombianos, y los bancos de alimentos puedan continuar y mejorar su maratónica labor de llevar comida a los hogares colombianos, que no cuentan con una alimentación adecuada para su subsistencia.
Desde mi llegada al Congreso, uno de los retos más importantes que me propuse fue el de abordar la crisis alimentaria. En un país como el nuestro, que por sus características geográficas favorables, al contar con la variedad de pisos térmicos para cultivar todo tipo de alimentos, nuestros ciudadanos no deberían estar padeciendo la escasez que viven más de 13 millones de colombianos. Fue así como con mi equipo de trabajo investigamos y conocimos de cerca el trabajo que adelantan los bancos de alimentos. De esta experiencia nació el proyecto para incentivar la donación de alimentos en el país.
Sabíamos que no iba a ser fácil convencer al gobierno y a los congresistas para que apoyaran un proyecto que proponía beneficios tributarios a los donantes de alimentos, sin embargo, logramos que en los debates se impusiera un descuento tributario hasta de un 37% del valor donado que permitiera a los empresarios entender que en lugar de destruir alimentos, se beneficiaran de estas exenciones fiscales si los donan a los bancos de alimentos.
Esta es una Ley que aporta a dos objetivos de Desarrollo Sostenible: el 2 que es hambre cero y el 12 que es de consumo y producción sostenible. En ese sentido, nos va a permitir fortalecer las metas encaminadas a buscar mayor equidad y sobre todo a seguir luchando contra los altos indices de desnutrición que hoy se viven en la gran mayoría de departamentos, donde millones de personas están en riesgo por la falta de una alimentación que les permita llevar una vida saludable y desarrollar todas sus capacidades.
Este es el primer paso porque ahora viene la siguiente etapa y es que las personas conozcan la Ley, que las empresas donen, por eso mi invitación es a que desde cada uno de sus sectores se unan a esta hermosa causa de luchar contra el hambre, y poder llevarle comida a las mesas de los hogares que hoy más lo necesitan.
Hoy siento una gran satisfacción porque iniciamos el camino para que en Colombia deje de ser natural que hayan personas que pasen hambre, mientras se desperdician más de 9.7 millones de toneladas de alimentos que pueden ser distribuidos para su consumo.
El Hambre es una palabra tan desagradable que debería ser proscrita de nuestro diccionario.