A propósito de lo sucedido en los últimos días en el país, donde un reconocido humorista en medio de su espectáculo hace comentarios denigrantes sobre el departamento del Chocó, aseverando que este huele “horrible”, es pertinente hablar de los daños que perpetúa el humor, cuando en este se disfraza el racismo.
Sin duda alguna, el humor es una herramienta poderosa, con la capacidad de crear vínculos, desestresar, y aliviar los avatares de la vida. Sin embargo, cuando este se utiliza de manera irresponsable, puede reproducir y perpetuar estereotipos dañinos que ponen en juego la dignidad de una persona o un territorio y la sociedad que lo habita. Uno de los focos más comunes de este tipo de humor somos los afrodescendientes, incluso, existe la categoría de humor llamada “humor negro”, en el cual esta permitido todo; y a todo me refiero, usar el color de piel, el origen o las características físicas y culturales como elementos negativos para hacer reír a los otros que no están dentro de la descripción, lo que plantea serias preocupaciones sobre el impacto del racismo en el humor y la necesidad urgente de un cambio.
El humor racista ha sido una constante en la sociedad colombiana, este ha estado presente en los medios de comunicación tradicional, como hasta en los más modernos. Los estereotipos dañinos, las imitaciones caricaturescas y los chistes despectivos se han convertido tristemente en lo principal del entretenimiento, normalizando el racismo y perpetuando la idea de la inferioridad de ciertos grupos étnicos.
El impacto del racismo en el humor va más allá de la simple ofensa. Estas representaciones negativas contribuyen a la deshumanización de las personas afrodescendientes, fomentan la división y refuerzan las estructuras de poder desiguales. Además, el humor racista puede tener un efecto perjudicial en la autoestima y el bienestar material y psicológico de quienes son objeto de él, creando un ambiente hostil e intolerante, que solo vive, siente y puede explicar quien es víctima de este tipo de humor.
En el marco de la conmemoración de la Afrocolombianidad, es urgente hacerle frente a este tipo de actos. La industria del entretenimiento, los comediantes y todos los que consumen y no ese tipo de contenido, tenemos el deber y la responsabilidad de rechazar todo acto racista, clasista y discriminatorio que ponga en vilo la dignidad del otro. Esto quiere decir, evitar todo tipo de chiste y comentario que afecte al otro. Ojo, mi libertad termina, en donde empieza la del otro, esto no es libre expresión, es irrespeto, es violación de los derechos individuales, del honor, de la dignidad.
El humor, usado de manera inteligente es una herramienta de mucho poder, capaz de darle voz a los que no la tienen, de promover la tolerancia, la empatía, de cuestionar y desafiar para hacer el bien. El racismo en el humor es un problema, no es una situación cualquiera, es una acción con daños severos. Llegó la hora de erradicar el humor que discrimina y promover el humor que genera cambios positivos en la sociedad.
*Hace parte de la lista de los 50 más creativos de Colombia, según la revista Forbes. Abogada y magíster en Gestión Pública de la Universidad Santiago de Cali, con formación en Negociación de la Universidad de Londres. Ha sido directora del área de Gestión Social y el Centro de Desarrollo Empresarial de la Fundación Sociedad Portuaria de Buenaventura, donde lideró procesos de región como la formalización del viche/biche en el Pacífico. Ha sido reconocida por Women Working for the World en el sector cultura, Colombiana Ejemplar en el sector cultura y nominada a Afrocolombianos del Año en
el sector público.