La falta de planeación, proyección y la evidente improvisación del gobierno Petro siguen evidenciándose, y sus efectos los seguiremos padeciendo todos los colombianos, si no se hacen los ajustes necesarios, oportunos y efectivos.
Para la muestra un botón: el reciente decreto de recorte que presentó el ministro de Hacienda y que se mantiene en $20 billones, principalmente concentrado en gastos de funcionamiento. Era obvio y necesario que luego de la errada proyección del recaudo tributario, entre otros factores, el gobierno nacional planteara dicha reducción; pero lo que preocupa es el corte de $6 billones en la inversión.
Miremos: se reduce $1,1 billones de vías, un factor lo suficientemente vital, si se tiene en cuenta que de ello depende en buena medida el desarrollo económico de las regiones del país. Se disminuyen $214 mil millones en los subsidios de vivienda y se reduce en más del 15% el programa para llevar plantas de tratamiento de agua a los territorios. Y eso sólo es el principio. Hace un año lo advertí y hoy es más que evidente que las decisiones se siguen tomando sin escuchar y atender las necesidades del país, sin atender los análisis de expertos, las voces de alerta ni las cifras.
Es cierto que la situación actual obliga una disminución, pero no en aquellos recursos que pueden dinamizar la economía. Desde el Congreso llevamos más de un año pidiéndole al gobierno una política para reactivar la economía del país, pero vemos con desconcierto que no existe una política clara y que las decisiones tomadas y lo propuesto en el decreto afecta a los sectores que más empleo generan.
Pero la preocupación va en aumento: el propio ministro Bonilla desde ya anunció que este no será el único ajuste del año y que el próximo podrá ser de hasta $10 billones. El gobierno sigue sin entender que se necesita una planeación soportada en cifras, que se requiere un análisis de las necesidades inmediatas del país, y que se requiere programación y responsabilidad fiscal. El gobierno sigue sin entender que el mejor subsidio es el empleo.
Mientras el gobierno siga empecinado en hacer oídos sordos frente a la realidad de realizar una planeación y proyección ordenada de las finanzas como lo vienen alertando los expertos, el futuro del país será cada vez más incierto.