Los mejores goles de la política los hace el fútbol, ningún líder supera en carisma a este deporte. El mejor espectáculo del mundo siempre ha tenido la política de cerca, prácticamente con marcación estricta, no se le desprende, a donde va el balón, allí se encuentra, no hay que sorprenderse por las distintas manifestaciones de protestas contra Qatar, la sede del mundial de fútbol de 2022.
Al tratarse del deporte más popular, que aglutina masas en todos los rincones del planeta, se constituyen en factores de atracción absoluta de la política. Y es un asunto que no se encuentra solo en los mundiales de fútbol. Es casi imposible no encontrar un candidato a cualquier cargo de elección popular, que no use el balón como herramienta de vínculo con posibles votantes. En campaña sobran los patrocinios de uniformes para equipos de barrio.
Cuando Pelé junto a la Selección de Brasil gana su tercer título mundial en México 70, el mismo ídolo reconoció que existía una gran presión para obtener el trofeo más allá de lo futbolístico, pues su país atravesaba una compleja situación social por la dictadura de Emilio Garrastazu Médici. La democracia estaba en fuera de lugar.
Pero al mirar un poco más atrás, el mundial de Italia de 1934 estuvo bajo el facismo de Benito Mussolini, quien lo organizó y financió y además acuñó el lema a los integrantes de la Selección de su país: Vencer o morir. Y lo lograron, Italia fue el campeón del mundo en aquella oportunidad. Y no había VAR para declarar todo ilegal.
Otro dictador obsesionado con la oportunidad que le representaba el fútbol fue Jorge Videla en la Argentina de 1978, que al final se consagró campeón con toda serie de cuestionamientos. Pero el mundo nunca olvidó las torturas, desapariciones y todo tipo de violaciones a los derechos humanos de este país suramericano. Otro episodio para tarjeta roja.
Vladimir Putin utilizó el mundial de Rusia 2018 para mostrar una imagen diferente al exterior, de lo que ya se sospechaba sería una amenaza a la humanidad, como en la actualidad lo podemos corroborar. No le sirvió de muchos, 4 años después es protuberante su autogol de mentiras y engaños.
Aunque tenemos ejemplos de lo contrario. Dirigentes y jugadores que han hecho tránsito del fútbol a la política. Mauricio Macri lo ganó todo con Boca Juniors y llegó a ser presidente de Argentina, lo propio Silvio Berlusconi con Milán y luego primer ministro de Italia. Otra estrella de Brasil Zico, fue ministro de Deportes de esta nación en 1990.
Y lo más reciente fue la protesta de la Selección de Inglaterra al arrodillarse en la cancha, como un mensaje específico por las violaciones de derechos humanos en Qatar y sus rivales de Irán no contaron el himno nacional de su país, como otra voz de rechazo a la situación social de su nación.
Como observamos, la vida es como el fútbol y así lo entendió la política hace muchos años, pero siempre hay un pitazo final. Y La Fifa con sus amenazas y prohibiciones a las Selecciones, han conseguido el efecto contrario: No hay un mensaje tan potente y masivo, como los que se generan en un mundial de fútbol.