El ciclo vital del cerebro es interesante. Al nacer pesa 300 gramos y la cabeza del recién nacido alrededor de un kilo. Continúa creciendo hasta alcanzar en la vida adulta 1.500 gramos en una cabeza promedio de 6 a 7 kilos. Es el 2% del peso corporal, pero consume igual energía que todo el musculo esquelético en reposo. Sabemos cuándo nace que las porciones inferiores del cerebro están desarrolladas (tronco cerebral y medula espinal) pero el sistema límbico y la corteza cerebral siguen siendo muy primitivas. En la vida fetal, a las 12 semanas de concepción, comienzan a crecerle las uñas y el rostro tiene una mejor definición. Los genitales ya se han formado y el feto flexiona los brazos. Miremos la adolescencia, una etapa muy importante en el progreso del cerebro, y como en los años finales de este periodo (25-30 años) alcanza su desarrollo final.
Los investigadores afirman que el cerebro de los humanos se ha encogido y esto tiene alrededor de 3000 años. Se postula que su promedio se aproxima a 4 pelotas de ping-pong. Los cráneos de hombres y mujeres actuales son un 12,7% más pequeños que los del Homo sapiens que vivió durante la última edad de hielo. Empezó en una era llena de agricultura y maquinaria y la escritura, que nos diferencia de todas las especies, viene desde esa época. Pero desde esos tiempos la disminución del volumen del cerebro esta detectada. La transición de la inteligencia a fenómeno grupal hizo que se volviera colectiva y el proceso de información simbólica, donde pensamos más en abstracto, nos permitió entender mejor el entorno.
Durante el envejecimiento se pierde eficacia en los neurotransmisores. ¿Sera esa la causa que, a nivel mundial, entre 2015 y 2050, el 22% de las personas mayores de 60 años sufrirán alguna disfunción mental? Tener presente que con el envejecimiento del cerebro hay perdida de muchas conexiones neuronales. Cada década después de los 40 años se pierde el 5% del peso cerebral. Se busca con afán la anti-edad y se ha postulado que hay elementos en la dieta de gran ayuda. Dieta rica en antioxidantes, betacaroteno, flavonoides, vitamina A. Además, el té verde y el vino tinto contienen precursores del triptófano y la colina.
Existen tres actividades demostradas que invierten el reloj biológico del envejecimiento: el ejercicio físico, la hormona klotho y la molécula PF4 liberada por las plaquetas. Del ejercicio se sabe que es el elixir natural del cerebro. Sabemos que la PF4 después del ejercicio físico mejora el rendimiento cerebral.
Hay investigaciones en ratones muy llamativas: revertir la edad de los ratones de 70 a 40 años. El fenómeno del parabiosis es significativo: ratón joven a ratón viejo para explorar la capacidad restauradora de la sangre joven. Incluso en el plasma, con más PF4, es el de mayor habilidad restauradora cognitiva.
Las plaquetas, esos transeúntes del torrente circulatorio, tienen una variedad de funciones. En las heridas por ejemplo facilitan la producción de coágulos, el sangrado se detiene y contribuye a la cicatrización. Una característica única es que al ser activadas liberan unas prolongaciones similares a los dedos: seudópodos lo que permite abarcar una mayor superficie facilitando su labor. Una de sus proteínas, PF4, activa el sistema inmunológico y es un gran impulsor de los procesos cognitivos. La PF4 liberada desempeña un papel crucial en la comunicación del cerebro. Es el conductor de señales ´para mantener la función cognitiva. Tres investigaciones en ratones hablan de restauración de los procesos cognitivos y se cree que es la responsabilidad de la PF4 donde convergen el ejercicio físico y la hormona klotho. Los experimentos en modelos de ratón han determinado que la PF4 contrarresta los efectos de la edad a cualquier nivel. La densidad de las espinas dendríticas de las neuronas del hipocampo, relacionando con la neuro plasticidad, sufre modificaciones.
Para muchos neurocientíficos la investigación de la PF4 nos ayudara a descubrir el lenguaje del envejecimiento. ¿Conducirán a tratamientos viables contra el declive? La comunidad científica está de acuerdo en que la manifestación de estos elementos y el puente PF4 nos sitúa un paso más cerca: comprender cómo se puede contrarrestar el envejecimiento a nivel celular.