El gobierno nacional decidió de manera unilateral incrementar paulatinamente el precio del ACPM hasta llegar a los $16.000 por galón. Sin embargo, esta decisión puede, y va a ser, respondida de manera unilateral por el sector de transporte con un bloqueo de vías que terminará llevando al incremento de los precios por la disminución en la disponibilidad de los alimentos.
Para entender esta situación hay que conocer los dos lados de la historia. Por un lado, el gobierno nacional tiene razón en la necesidad de cubrir el déficit del Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles, pero por el otro, los transportadores tienen razón en que esto afecta directamente su actividad porque cada aumento de $2.000 en el galón del ACPM, equivale a cerca del 20% en el precio del transporte, según los mismos miembros del gremio. Pero el problema incluso incluye un tercer actor fundamental: la comunidad, y es que para nadie es un secreto que, si sube el precio del ACPM, inmediatamente sube el costo del flete, y como los alimentos requieren ser transportados, se va disparar el precio de la comida, terminando en un circulo vicioso.
En el 2023 vivimos un ejemplo de las consecuenciasque se tienen cuando el precio de los alimentos sube y es que alcanzamos una inflación del 13 %, porque no hay que perder de vista que el incremento aceleradodel precio de la gasolinainfluyó en cerca de 3 puntos de la inflación.
Volviendo a la postura del Ejecutivo, hemos escuchado que cerrar esta brecha es fundamental para poder destinar esos recursos a programas sociales, pero, aunque coincido en que no es bueno que el país tenga una deuda por concepto de combustibles, difiero de la solución.
Recuerdo los debates en lo cuales el mismo presidente Petro cuando era senador, argumentaba la necesidad de redefinir la fórmula para el cálculo de los combustibles, no obstante, a su llegada al poder se ha enfrentado a esta problemática desde una manera simplista: continuar con una estructura inadecuada, en la que más del 30% se va en impuestos y en la que se paga el precio del combustible a precio internacional.
El Gobierno parece incapaz de comprender lo que significa para una familia no poder llevar comida a la mesa, y parece no haber escuchado que un niño mal alimentado puede incluso tener desventajas cognitivas, ya que tendrá 14% menos de coeficiente intelectual que uno que sí puede tener acceso a la comida. Sus anuncios improvisados, como el reciente caso de los taxistas, son solo eso, intentos de contentar sin ninguna medida real de fondo. Pero la realidad es otra, y las consecuencias las pagamos todos en el país.
Llevar al sector transportador al límite con este aumento en el precio del ACPM podría salir muy caro. En un año donde la inflación ha comenzado a ceder, arriesgarse a romper esa tendencia favorable sería un error que afectaría de forma irreversible a los hogares colombianos. Porque hay que recordar que, si la inflación vuelve a crecer, el Banco de la República tiene la obligación de volver a incrementar las tasas de interés, y en últimas, el país mantendrá los penosos niveles de crecimiento que vivimos en 2023.
Finalizo recordándole al gobierno nacional que la cadena logística es la columna vertebral de nuestra economía, afectada por una creciente tasa de desempleo. Colombia no puede permitirse este tipo de golpes, por el contrario, necesita decisiones prudentes y muy bien pensadas.