Finalizaron los cuatro días de audiencias públicas de Salvatore Mancuso ante la Jurisdicción Especial de Paz -JEP- en medio del fuego cruzado de quienes hacen todo por decir que el compareciente miente y la coincidencia con los dolorosos hechos violentos que marcaron la historia de nuestro país y que, según ha quedado claro estos días, y una vez más, fueron con absoluta coordinación con gobernantes y altos mandos militares.
Dentro de las declaraciones dadas por el ex jefe paramilitar en sus muchísimas horas de testimonios los nombres de la elite que gobernó este país en los últimos 20 años, salieron una y otra vez, demostrando que lo que líderes sociales denunciaron sí fue un modus operandi, que nos costó contar las muertes de nuestros conciudadanos con la indolencia con que sucedió; por años, las balas y el miedo silenciaron a los colombianos.
Por ejemplo, las masacres de la Granja y el Aro, en el municipio de Ituango, Antioquia, perpetradas en 1996 y 1997 respectivamente, y de las que hasta ahora solo se sabía que habían sido cometidas por grupos paramilitares, ahora también sabemos -según lo expuesto por Mancuso en las audiencias públicas- que fueron planificadas un año antes con altos mandos militares en la Cuarta Brigada en Medellín. “La orden llegó a la casa Castaño, cuando las pide Pedro Juan Moreno (entonces secretario de gobierno de la Gobernación de Antioquia de Álvaro Uribe) asciende hasta el general Iván Ramírez y de allí a la Cuarta Brigada, donde me reuní personalmente con el general Manosalva”, explicó Mancuso al respecto.
Y aunque muchos ahora traten, por todos los medios de desestimar los testimonios de Mancuso, sacar comunicados, columnas, llenar Twitter contradiciéndolo e interponer acciones jurídicas lo cierto es que esa época que hoy niegan fue una política de Estado, que quienes denunciaban morían, como en el caso de Jesús María Valle con la Granja y el Aro, quien denunció la participación y complicidad del ejército en las masacres y posteriormente fue asesinado por orden de Carlos Castaño en 1998, según confirmó el propio Mancuso en la JEP.
Para verdades el tiempo, faltan las audiencias privadas y la entrega de las pruebas que han pedido los magistrados de la Jurisdicción Especial de Paz para seguir avanzando en la verdad en un país que necesita de ella para no repetir los errores en el futuro. Si me preguntan a mí por qué darlo todo por la paz, la respuesta siempre será por las víctimas y porque solo mediante el esclarecimiento de los hechos podremos avanzar en la reparación y no repetición.