Desde que el director Zack Snyder tuvo que renunciar a completar “La Liga de la Justicia” posterior a una tragedia personal, la fanaticada se puso en la tarea de exigir el lanzamiento del corte original a Warner Bros. Esa versión que vimos en cine no representaba su visión original, sino el afanado plan de contingencia del estudio para mitigar el fracaso crítico y comercial de su universo compartido; una versión muy criticada por sus efectos especiales sin terminar y un tono de comedia que no seguía la continuidad de las entregas anteriores.
Antes del movimiento en redes sociales que pedía a gritos el corte original de la película (#ReleaseTheSnyderCut!), Snyder ya estaba acostumbrado a estrenar ediciones alternativos de sus obras. Previo al estreno de “La Liga de la Justicia”, Warner Bros. ya se había visto obligada a lanzar la versión extendida de “Batman v. Superman”; otro fracaso crítico y comercial. Esto sucedió después de que hubiesen ordenado suprimir media hora de película antes de su lanzamiento, todo porque no confiaban que una película de tres horas fuese una decisión comercial adecuada (Dato curioso-chistoso: “Avengers: Endgame”, un lanzamiento de la competencia, que pasa las tres horas, es la película más taquillera de la historia del cine).
¿El resultado? “Batman v Superman” fue una de las peores películas de 2016. La primera vez que la vi, quedé decepcionado: me costó trabajo mantenerme despierto, preocuparme por alguno de sus personajes titulares o entender inmensos huecos en la trama. Apenas apareció el primer percance en la historia, perdí tanto tiempo intentando darle sentido a la película que ignoré varios aspectos buenos (ej. la extraordinaria dirección de fotografía). La versión sin mancillar de Snyder regresa los minutos eliminados y, aquí entre nos, es ahora mi placer culposo porque las escenas extendidas permiten coherencia a la trama y una mejor apreciación de la ambición temática de los realizadores.
La cosa va así: Luego de ser incriminado por una masacre en una villa africana, Superman se convierte en un tema de controversia: ¿es acaso un símbolo de esperanza para quien no la tiene, o un inmigrante cuyos poderes no conocen límites y cuyas acciones repercutirían en la vida de millones? Esta discusión coloca en marcha varias tramas: Batman considera al Hombre de Acero como un peligro definitivo para la humanidad y empieza buscar la manera de destruirlo; mientras, Clark Kent, el alter-égo de Superman, investiga las acciones de su contrincante, encontrándose en desacuerdo con sus radicales métodos.
El guión de “BvS” es inmensamente complicado, pero la versión extendida logra
dirigir mejor los eventos hacia el manipulador detrás del malentendido que lleva al conflicto entre Batman y Superman: Lex Luthor. Con las escenas adicionales podemos apreciar mejor la locura y el ego de Luthor, a pesar de que sus motivaciones sean inaccesibles por la caracterización tan ridícula del personaje. No obstante, si bien el plan de Luthor parecía muy imbécil al principio, parte de sus detalles son brillantes.
Luthor está obsesionado con la imagen de Superman y su estatus como deidad. Marcado por una infancia difícil en la que ni siquiera Dios respondió a sus súplicas, el hombre no soporta que Superman sea visto como bueno y todo poderoso. Por lo tanto, quiere doblegar a Dios a su voluntad, conspirando para exponer a Superman como un fraude al enfrentarlo con Batman. Si Superman logra asesinar a su adversario, demostraría su falta de misericordia; pero si es derrotado evidenciaría que no es omnipresente y todopoderoso. Para lograr su cometido, Lex manipula instituciones estatales, la opinión pública y las debilidades de carácter de cada héroe como un virtuoso.
El corte extendido ensambla todas estas historias con coherencia, pero se ve muy afectada al no lograr suavizar el hecho de que cada uno de los personajes parece estar viviendo de dos y tres películas al mismo tiempo. Superman tiene que lidiar con su reputación de Dios e investigar a Batman. Batman por su parte, tiene que odiar a Superman, enfrentar con su pasado, además de perseguir a una misteriosa mujer y tener pesadillas místicas con un futuro incierto gobernado por alienígenas: hechos que no agregan nada al arco narrativo del filme presente y que solo introducen improvisadamente la trama de las siguientes entregas.
Cuando hace maravillas por sus personajes, “Batman v. Superman” encanta. Medio solucionadas las inconveniencias, ya es posible apreciar la tristeza de Superman, al sentirse como un extraño en un mundo que no decide qué busca de él. Al mismo tiempo, la xenofobia de Batman resulta en un estudio de personaje interesante, al presentar a un vigilante que ha gastado toda su vida persiguiendo criminales sin lograr la paz de sus ciudad. El hombre se siente vacío y nota que la única oportunidad que tiene para redimirse es asesinar a ese inmigrante tan poderoso, sin esforzarse siquiera a conocerlo. Pese a esto, esta versión no logra justificar el momento más estúpido del filme: la resolución del conflicto entre sus personajes titulares por el solo hecho de que sus mamás comparten el mismo nombre. La infame escena de “MAAAAAARTHHHAAAAA” sigue siendo ridícula y no logra vender el hecho de que Batman decide no acabar con Supermán, al entender que se encuentra en una situación de impotencia similar a la suya cuando asesinaron a su madre.
¿El corte del director mejoró esta película? Absolutamente; no obstante, no la hace buena. “Batman v. Superman” continua perjudicada por una duración inflada
innecesariamente; la diferencia es que ahora podemos apreciar mejor sus temas. Snyder logra su cometido al explorar el concepto de poder a través de personajes como Batman, Superman y Lex Luthor, y cómo ellos lo ejercen a través de la violencia, su inteligencia y su sacrificio.
Ahora bien, la presión que se dio en redes sociales recientemente para pedir la versión original de la tercera película en la serie de Snyder, demuestra el interés que tiene el público para apreciar la dirección creativa de los realizadores, pese a todos los intereses comerciales de una compañía incapaz de permitirse el tiempo suficiente para crear una buena película. Ahora que Zack Snyder tiene un año más para completar la visión de trilogía que inició con “El Hombre de Acero”, estoy a la espera de valorar todas las fortalezas y debilidades de sus intenciones originales.
Carlos J. Yaya Twitter: @CJ_Yaya
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