El domingo 1 de diciembre, a sus 75 años, partió la tía eterna, Marta Carrasco. Familiar y muy cercana a la Casa de Contenidos Kienyke.com.
Una mujer hermosa con una mirada arrolladora, su sonrisa que iluminaba desde lejos y una voz que determinaba qué hacer. Se gozaba la vida minuto a minuto, gran conversadora, directa, de esas mujeres que marcaron un hito en Colombia, decenas de personas solo la podían llamar “tía Marta”.
Oriunda del Chocó, en su sangre corría la alegría, el baile, la fiesta, la amistad y la generosidad.
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Aunque la mayor parte de su vida estuvo en Bogotá, vivió sus primeros años en Cali, fue una exitosa y brillante ejecutiva. La tía Marta decidió pasar sus últimos años en la bella ciudad de la eterna primavera contribuyendo en la parte social y compartiendo siempre con las personas allegadas como sus primas Leo, María Clara y muchas más.
Fue hasta los 40 años cuando cupido tocó a su puerta con su esposo Jairo, quien se convirtió en su compañero de vida. Él llegó con su hijo Pedro, de 14 años, con quien la tía Marta tuvo una magnífica y amorosa relación. Esto se suma a una vida plena rodeada por sus hermanos del alma Ángela, Carlota y Omar, que a través de sus 10 hijos no solo le dieron sobrinos sino hijos adoptivos, los cuales amó, consintió, educó y de quienes fue cómplice.
La generosidad indescriptible de la tía Marta se extendió a las esposas y esposos de sus “hijos-sobrinos". Y así siguió con los nietos convirtiéndose en un ser amado por todos en la familia.
La tía Marta amó tanto a cada uno en su estilo, que si preguntan ¿quién era el preferido?, todos levantarían la mano de inmediato. Así los hizo sentir, sin excepción.
La tía eterna deja un recuerdo imborrable y cada día la recordaremos dejando una huella inmensa y un gran legado.Desde esta casa editorial sentimos el vacío que deja pero también las lecciones de vida serán una guía llena de valores para cada uno de nosotros. Con el corazón arrugado despedimos a la tía Marta pero con la alegría de saber que ya está reunida con seres que ha amado como Jairo, sus padres y amigos como Mechitas. A toda su familia, amigos y a cuantos la conocieron, compartimos estas condolencias y les decimos: a gozar la vida como lo hizo la tía Marta. Por: Ernesto Andrade y Adriana Bernal