Hemos asistido al uso y al abuso de la famosa pregunta ¿usted no sabe quién soy yo?, esperanzados quizá en beneficiarnos de la misma espetándolo al rostro del reclamente. Generalmente una autoridad. Si no es refugiamos en nuestra propia identidad acudimos descaradamente a nuestros vínculos familiares para lograrlo. Siempre será una pilatuna o algo más grande.
Pero el caso ¿usted no sabe quién soy yo? tomo relevancia extraordinaria el pasado viernes 6 de abril, cuando la Secretaria de Gobierno del Distrito acogiendo los conceptos emanados del Cuerpo de Bomberos de Bogotá y el Idiger entidades encargadas de velar por la seguridad de los asistentes al publicitado concierto de Don Omar, decidieron no dar luz verde al mismo por no cumplir con los requisitos de seguridad necesarios para una emergencia en casa de necesidad. Lo peor del caso es que dichas advertencias se conocían desde el 20 de marzo, quince días antes del evento y no fueron oídas por el empresario de “I love Bogotá”, Jefferson Alonso González. El caso es que en las últimas inspecciones las autoridades respectivas comprobaron que algunas de las salidas de emergencia tenían colocadas al frente algunos láminas metálicas y otros obstáculos que impedían la libre circulación de la gente. No se respetaron las recomendaciones hechas por ellos.
En el caso de la zona de comidas la más sensible porque allí se instalan pipetas de gas alimentadoras de las estufas y demás recipientes propios para la cocción, los señores encargados de estar al tanto de la probidad de las mismas debieron esperar desde las horas de la mañana hasta la tarde para recibir autorización para ingresar a comprobar la seguridad.
Se fueron sumando cosas como esas hasta cuando reventó la situación y se dijo “no hay concierto”.
¡Quién dijo miedo! El empresario en medio de su desesperación, rabia y angustia la tomó contra los miembros de los Bomberos presentes, amenazándolos con la desgastada frasecita:
“¿Usted no sabe quién soy yo? Ya mismo voy a llamar a Fulanito de tal o Zutanito de allá, incluso ya mismo me comunico con el Alcalde Peñalosa". Las frases salían disparadas de su boca contra los servidores públicos que como en todos los desafortunados casos estaban cumpliendo con su deber y velando por la seguridad de los entusiasmados admiradores de Don Omar y demás artistas, por cierto muchísimos, como se vio en el monumental trancón vivido en la Autopista Norte por los desafortunados automovilistas que circulaban por la via.
Afortunadamente ninguno de ellos cayó en pánico y se mantuvieron firmes respaldando con sus conceptos especializados la decisión del Secretario de Gobierno de Bogotá. Puede que no, pero que tal si se diera una situación difícil en este sitio. ¿Los culpables quienes serían?
Muy extraño el seguir adelante con un evento multitudinario sin el cumplimiento de las normas específicas si en Bogotá en sitios más pequeños y cerrados son inflexibles a la hora de revisar que las cosas estén bien. No es sino preguntarle a los empresarios y seguramente darán una respuesta positiva.
Una vez más tratando de evitar responsabilidades acudiendo a la tan trillada preguntica: ¿Usted no sabe quién soy yo?
¿Usted no sabe quién soy yo?
Vie, 13/04/2018 - 07:07
Hemos asistido al uso y al abuso de la famosa pregunta ¿usted no sabe quién soy yo?, esperanzados quizá en beneficiarnos de la misma espetándolo al rostro del reclamente. Generalmente una au