CAFRES, así, en mayúscula, tengo que llamar a todos esos jóvenes con pensamiento desviado hacia la izquierda que están promoviendo dizque la revocatoria del alcalde de Bogotá, mi amigo, Enriquito Peñalosa.
Además de apresurada, es una idea absurda y estúpida que no cabe en la cabeza de la gente de bien.
A esas más de 40 mil personas que están tratando de prender la mecha para quitarle a Enriquito su puesto, que bien merecido lo tiene, ya les deberían haber abierto investigación por atentar contra la moral y las buenas costumbres.
O es que las investigaciones mediáticas son exclusivas para famosas que abortan como la niña esta, Carolina Sabino. No señor… la justicia debe ser para todos, no solo para los que usan zapatos Ferragamo, los de Converse y jean también deben ser investigados.
Les duele a los comunistas de las redes sociales que Enrique esté recuperando Bogotá y que además sea un gerente visionario con ideas contemporáneas.
Con ese temita de la reserva forestal Thomas van der Hammen ya nos tienen aburridos.
Donde esos petro-maduristas ven un charco mal oliente, un pasto cagado por las vacas y unos arboles viejos, Enriquito ve todo un espacio propicio para el sano crecimiento de nuestros pequeños burgueses.
El argumento de los comunistas light es que Enrique, y unos cuantos amigos urbanistas que comparten su gran visión, y que además lo respaldaron desde la campaña, se van a beneficiar y a enriquecer. Aunque me cueste trabajo reconocerlo, les doy parcialmente la razón. Ojo, solo parcialmente. Faltaba más.
En todos estos años de exitosa vida republicana esa ha sido una tradición colombiana. Negarse la posibilidad de hacer negocios y robustecer el patrimonio de la sagrada familia, aprovechándose de un puesto público, es, no solo tener una mentalidad pobre, sino de pobre; de esos que están acostumbrados a hablar con diminutivos: pagar el arriendito, reclamar el sueldito, retirar la pensioncita, comprar un carrito. No señor; Enrique Peñalosa tiene unas aspiraciones directamente proporcionales a su estatura.
Dio cátedra de cómo se debe controlar a los revoltosos. El manejo que Peñalosa le ha dado al tema Transmilenio, ha sido digno de un estadista.
Me dio risa cuando recordé a Petro hablar con unos manifestantes que exigían mejoras en el sistema de transporte público más eficaz del mundo desarrollo. Durante su fallido mandato, el guerrillerito ese protagonizó un bochornoso acto populista. Improvisó una tarima y se echó un discursito que si acaso le sirvió para aparecer en el noticiero antes de la información de la farándula.
En cambio Enrique habló con los neo periodistas cuando ya había mandado a las fuerzas del orden a controlar a los revoltosos. Con los terroristas no se negocia, y Enrique ‘el estadísta’ Peñalosa, lo sabe, lo aplica y lo cumple. Bogotá Esmad para todos.
Pero no solo esos mercachifles los que quieren que Peñalosa se vaya del segundo puesto político más importante del país.
Debo aceptar que hace unos días, mientras tomaba whisky con los Puyana, los Botero y los Ordóñez, surgió un rumor que nos dejó preocupados pero también esperanzados.
Si Peñalosa sigue recuperando a Bogotá al ritmo que lo está haciendo, cabe la posibilidad que renuncié al cargo como lo hizo el piojoso de Mockus en 1997. Enriquito tendrá todo el respaldo de la gente de bien para llegar a la Presidencia de la República.
Los más de 900 mil parroquianos que votamos por él, aceptaríamos que Enriquito use a Bogotá como plataforma para llegar a la Casa de Nariño en el 2018.
La visión de Enrique es de admirar. Él entiende que para llegar a la presidencia conviene tener de manera cercana a una señora desdentada, de modales modestos y aspiraciones cortas. Así lo hizo Santos con Doña Mechas.
Por eso, se sacrificó y se convirtió en el mejor amigo de Doña Isabel, la vendedora de tintos que lo enfrentó en el centro. Si algo tienen los pobres, es que saben reconocer sus errores.
Aunque equivocadamente ella pensaba que estaba reclamando lo justo al pedirle al alcalde respeto con la ciudanía, entendió que ese no era el camino y le pidió perdón a Enriquito. Doña Isabel: la aplaudo.
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Diego Norea es primo político (más político que primo) de Godofredo Cínico Caspa. Es un cachaco ultraconsercador de ultraderecha. Se considera un bastión de la moral y las buenas costumbres. Odia a los gays, a la izquierda y a las mujeres que sueñan con salir de su casa para ir a trabajar, estudiar o votar.
¡Peñalosa presidente!
Vie, 12/02/2016 - 09:46
CAFRES, así, en mayúscula, tengo que llamar a todos esos jóvenes con pensamiento desviado hacia la izquierda que están promoviendo dizque la revocatoria del alcalde de Bogotá, mi amigo,