Saca pecho Pinto con su Millonarios. Y no es para menos. Derrochando energía con táctica, se encaramó en el primer lugar de la tabla y, a cinco fechas, está clasificado. No es talento, no es arte; es olfato, es simpleza, es sentido común…es conocimiento, es experiencia.
Sin lujos marca distancias con este dulce presente. Su equipo, además, tiene carácter. Pinto no es demagogo, ni le sobran las palabras. Ha pulido su temperamento, el que hasta ahora no echa llamas. Eso si, dice la verdad, su verdad. Disciplina, ante todo, tiene el azul y todos muestran compromiso con la idea y el proyecto. Suficiente para soñar con un nuevo título. Cuanto se valora el apoyo desde los escritorios, donde los jefes también juegan sus partidos.
Un cero a cero que castiga.
Si el gol es felicidad, el duelo de la costa entre Junior y Nacional, dos pesos pesados del medio, fue la tristeza. Correr, luchar, con el balón de un lado a otro, pero sin arcos. Intensidad y ritmo, buenas intenciones, con la melancolía de un cero compartido que castiga y no premia.
Tantos buenos jugadores en el campo, que reducen sus ambiciones por la ansiedad, por la necesidad del triunfo que no llega o llega poco. El gol y sus opciones son un laberinto, un triángulo de las bermudas donde desaparecen sin justificación, todas las ilusiones. Cosas del fútbol.
El clásico, en la tribuna…
Rojo el estadio. Fervor puro. La fidelidad de la hinchada, para un marco formidable. Festivas las tribunas para la celebración ajena. Triunfo del verde que en el campo fue “menos peor” que su rival, por el gol. Y por aquel otro legitimo, anulado por un fuera de lugar inexistente. Eduardo Diaz, el arbitro de línea se confundió y complicó al central Murillo. Palavecino no perjudicó la visión del portero Cadavid porque la distancia en estos casos también influye. Jugó el América en la tribuna pero no en la cancha. El duelo de los arietes, con estilos distintos, lo dominó Dineno por su gol; Aristeguieta con interminables forcejeos, sin apoyos, ausente su colectivo, quedó en deuda. Clásico sin fútbol en Cali, donde en la tribuna los hinchas armaron tremendo carnaval, pero salieron defraudados