En los últimos días, hemos visto las llamas que han ocasionado incendios en varias partes de la selva amazónica. Independientemente de la veracidad de las imágenes que han pasado por la pantalla, la realidad es que hay incendios y la situación es preocupante. Afortunadamente las llamas no han llegado a la Amazonía Colombiana.
Sin embargo, vale la pena aprender de este desastre ecológico que ocurre en Brasil y Bolivia para no repetirlo en Colombia. Por ello, habrá que considerar unas políticas públicas que no permitan que los agricultores o ganaderos prendan fuego a grandes extensiones de tierra para aumentar su área de influencia, pues según el científico Paulo Moutinho, del IPAM (Brasil), esta es la principal razón de los incendios.
En Colombia, la necesidad de emprender esas políticas se conoce; de hecho, en el Plan de Desarrollo del gobierno de Iván Duque se establece que 12.000 familias obtendrán beneficios por la protección del bosque. Esa cifra dividida en los 4 años de su mandato, se reduce a 4.000 familias por año, lo cual es menos del 20% de la población total del departamento de Amazonas. Sin embargo, así el gobierno nacional apoyara a todas las familias del departamento, el problema es el control de un territorio de 109.665 kilómetros cuadrados que tiene una densidad de 0,72 habitantes por kilómetro cuadrado. Es decir, con buenas acciones de las familias no se van a poder controlar incendios como los que se están viviendo en Bolivia o Brasil.
Sin embargo, en el siglo XXI, las políticas públicas no pueden centrarse sólo en el apoyo a las familias, en el cambio en los esquemas de producción sostenible de 212.500 hectáreas o en el acceso a agua potable para 41.699 personas, como establecen las metas del Plan de Desarrollo.
Para evitar que esos incendios devasten la Amazonía colombiana, se requiere información geográfica de alta gama para monitorear día a día la humedad del terreno, la presencia de poblaciones, el uso de la tierra. Se necesitan investigadores que analicen y monitoreen diariamente este ecosistema, de forma que, cualquier cambio produzca una alerta que se pueda mitigar a tiempo.
El gobierno debe tener a su disposición, personas que ayuden a tomar las decisiones sobre la prioridad de la inversión en ciencia, de forma que Colombia lidere acciones preventivas para la protección de su pedazo del Amazonas. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación debe proveer a esos expertos que, desde el gobierno, asesoren a los gobernantes del máximo nivel, para que tomen decisiones de inversiones en ciencia que tengan el impacto adecuado.
La investigación en Colombia cuenta con los recursos provenientes de las regalías; su uso eficiente debe buscar maximizar las estrategias de apoyo científico a asuntos como la protección del Amazonas desde una perspectiva geográfica, tecnológica e investigativa. No puede quedarse en la mera concientización a agricultores y ganaderos para que no sigan quemando los bosques. Sin despreciar esa estrategia, es evidente que se podría emprender desde el Ministerio de Agricultura.
Desde el próximo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación se espera que los científicos presenten proyectos que respondan a la envergadura del problema que se está presentando para la protección del Amazonas, no buscando baldes para apagar el incendio, sino proyectando su capacidad para crear colaboraciones, usar los recursos tecnológicos y materializar brigadas que permitan la mitigación de un desastre tan delicado como la quema de los bosques del Amazonas, el pulmón más grande de la humanidad.
Por: María Piedad Villaveces
Directora Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia
@mapi_villaveces
Ciencia colombiana y protección del Amazonas
Mié, 28/08/2019 - 04:56
En los últimos días, hemos visto las llamas que han ocasionado incendios en varias partes de la selva amazónica. Independientemente de la veracidad de las imágenes que han pasado por la pantalla,