Ante lo vacío que puede parecer el dedicarle tiempo y letras a un “reality”, por simple curiosidad le dediqué una merecida atención a este nuevo programa del canal RCN.
“Cualquiera puede cocinar” (Frase exquisita de Gusteau, chef fallecido que alienta a una pequeña rata en la película Ratatouille), es verdad y creo que veremos un claro ejemplo de esto, en donde es evidente el desconocimiento de muchas cosas de nuestra gastronomía pero en equilibrio justo e inmenso agradecimiento, los participantes y nosotros los televidentes tendremos un enriquecimiento importante para nuestras vidas.
El despertar del paladar comienza por esos sabores creados en los fogones de nuestro hogar y el amor a esa persona, solo esa persona quien día a día cocinó para nosotros y nos presentó los platos jornaleros de nuestra patria. Esos sabores quedarán por siempre en nuestro recuerdo y en nuestro corazón y ahí comienza una historia que más adelante entenderán.
Saliendo del tema trascendental para ahora sí regresar al MasterChef Celebrity 2018, tengo para aportarle algunas cosas a los jurados, empresarios, cocineros.
La inmensidad de nuestro idioma da para describir un plato de tal forma que se entienda el por qué quedó bien. Salinidad, textura, granulosidad, acidez, humedad y hasta lo umami puede describirse. Esto es una de mis principales críticas a los “foodies” en donde sus palabras son limitadas y desiertas. Un plato debe tener el honor de ser descrito ya que de lo contrario le restará un importante valor al trabajo del cocinero. Ahora, también se debe entender que todo esto se debe a que se ignoran muchas cosas y lo que ignoramos o no entendemos, normalmente no se valora y se corre el riesgo de un “no me gusta”. Perdón ser tan reiterativo pero el arte de un cocinero no puede quedar a merced y descripción vana de una carta o un mesero, a medida que se pueda sugestionar al comensal mediante las palabras, más valor tendrá un plato y su dedicación. En resumen, dan gusto las palabras de los jurados, ojalá así mismo se extendieran a sus cartas y los meseros lo pudieran replicar para traer la descripción a sus comensales.
La dureza y la crítica fuerte de los jurados hacia los participantes no es en vano. Un cocinero tiene un carácter templado ya que fue criado con cuchillos afilados que te enseñan a no cometer errores porque su hoja cortante no conoce el perdón y mucho menos las disculpas, solo cumplen su función de cortar. Ya lo demás depende del tacto para construir y no destruir y eso lo aporta la sabiduría y la experiencia.
Faltará poco para que los concursantes se den cuenta de cómo se crea una fraternidad en una cocina, siempre y cuando su líder sepa manejar la temperatura de los egos, propios y ajenos.
Que siga este programa que con ingenuidad le aporta mucho a la gastronomía y la gracia inmensa de sus participantes que también le aportaran al público la humildad y el respeto que se debe tener por los alimentos y uno que otro dato científico donde descubrimos la "claustrofobia a la oscuridad".
¡Buen provecho!
Tato.
Crítico Gastronómico
------
Instagram @Lascriticasdetato
Twitter @tatootero79
Facebook: Las Críticas de Tato
