Los verdaderos enemigos de la paz están que arden. No saben cómo detener el proyecto uribista. El único que, en los últimos cincuenta años, ha devuelto, en materia de economía y orden público, una pizca de esperanza a este país desocorrido.
Y como estos, los agazapados enemigos de la paz, a veces periodistas tira piedras, a veces leguleyos pro chavistas, a veces pescadores de ríos revueltos, a veces sapos a la sombra, etcétera, no lo saben, apelan a todos los recursos. Sus frentes trabajan en franca sincronía. El jurídico, por ejemplo, ya se puso manos a la obra: le echó el guante a Luis Alfredo Ramos. ¿Lo hubiera hecho si éste no representa al uribismo? ¡Difícil! Y en consonancia, puede hacer historia: meterle su canazo a José Obdulio nada más y nada menos que por opinar. Algo antes nunca visto y, hasta ahora, eternamente repudiado.
Mientras tanto el frente mediático busca la aguja del pajar. De hecho, la busca desde hace varios lustros. Y ante su fracaso, porque de la aguja solo paja, vuelve al ardid que más fácil se le da. ¿Acaso porque es materia de estudio en las facultades de comunicación? ¡Inventa! ¡Ficciona! Le saca jugo al chontaduro. ¡Qué barbaridad! ¡Cómo rotula en rojo pura sangre los decires de varios criminales presos por obra y gracia de quien ellos ahora atacan! ¡Cuánta falta de sentido común tiene la gran presa nacional! Por suerte no el país entero.
Sin embargo, todo este empeño de la Santa Inquisición no deja de ser muy preocupante. Pues, salvo neutralizar a Uribe —ojalá no llevándolo a la hoguera—, los verdaderos enemigo de la paz se han quedado sin mayores movimientos. Y a él apuntan los doctores.
Sus contradicciones, entonces, tan solo son anécdotas jocosas para el folclorismo nacional. Y, en ese sentido —y como una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa—, ni vergüenza les da hacer piña para, en aras de la paz, lavar la hoja de vida de una horda de salvajes y asesinos y, de paso, metérnosla —como si ya no tuviéramos bastantes delincuentes de corbata, parasitando en las dependencias del Estado— en el corazón de la política: bien como ministros de la nada, bien como sabihondos congresistas, bien como adornos samperistas, mientras se rasgan las vestiduras porque al senado llegará el primo de un narcotraficante. ¡Plop! Y entre ellos mismos se llaman humanistas.
Pues bien, de estos humanistas mejor líbranos Señor que de los que no posan de tan buenos hombres hasta nos libramos solos.
@Fe_derrata
¿Por qué todos están contra Álvaro Uribe?
Jue, 10/10/2013 - 01:10
Los verdaderos enemigos de la paz están que arden. No saben cómo detener el proyecto uribista. El único que, en los últimos cincuenta años, ha devuelto, en materia de economía y orden público,