A propósito de la visita del Presidente Santos y el Alcalde Peñalosa el pasado martes a la Calle 13 con Carrera Caracas, en el centro de Bogotá, uno de los lugares más peligrosos de la capital y en el que hasta ahora se concentran las ventas de celulares robados , está columna está dedicada a examinar uno de los problemas más acuciantes de seguridad y de violencia en la ciudad.
Rodrigo Uprimny en su última entrada para El Espectador, aseguraba que la Tasa de Homicidio por cada 100.000 habitantes el año anterior en Colombia fue de 25.
En Bogotá, según la Secretaría de Gobierno hubo 16 personas asesinadas por cada 100.000 habitantes en el 2013. Ahora bien, según el profesor Richard Florida de la Universidad de Toronto y especialista en temas de desarrollo urbano en los Estados Unidos, en Washington la capital del país más seguro del mundo y sede de la Casa Blanca, para ese mismo año en esa ciudad hubo 19 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Es decir; que Bogotá era menos violenta que Washington en términos de homicidios para el 2013, y las cifras actuales no son para nada distantes. Esto por su puesto tiene que ver en los Estados Unidos con el fácil acceso que tienen los ciudadanos a las armas y que Obama actualmente está tratando de solucionar a partir de medidas más fuertes de regulación.
Sin embargo, en Bogotá las causas nada tienen que ver con psicópatas asesinos en las escuelas, o radicales que sepultan las vidas de 20 personas en una iglesia afroamericana.
No, en Bogotá la situación es completamente diferente. Según Julio Mejía, ex asesor de relaciones internacionales del Comandante del Ejército y lider de Estudiantes por la Libertad en Colombia, en la capital de 19 localidades existentes, 6 de ellas tienen más del 50% de los asesinatos y eso tiene que ver con la ubicación de las ollas de micro tráfico y de macro tráfico que en el país hemos combatido sin resultados positivos desde que se inició la guerra de los carteles.
Julio, sustentado en estudios de la Fundación Ideas para la Paz, asegura que además de eso se ha presentado una convergencia geográfica entre los expendios de droga y los lugares en los que son mayores los índices de homicidio a través del tiempo.
Nada tiene que ver con la intolerancia entonces. Si bien es evidente que existen hechos aislados en los que se cometen crímenes pasionales y la intolerancia por un accidente de tránsito o una confusión en la calle es la culpable del desenlace final, la tragedia real tiene que ver con que luego de tanto tiempo de bombas en las ciudades y de venganzas personales entre bandidos, en Colombia no hemos querido dejar de hacer el negocio rentable.
Resulta que Boyacá es el Departamento con mayor número de personas analfabetas, y también el menos violento del país. Por lo tanto, el problema no tiene que ver con que la violencia sea producto de la falta de educación o de lo que algunos llaman ignorancia. El problema tiene que ver con la prohibición de las drogas a la que le hemos apostado por años y que aún hoy sigue cobrando víctimas mortales.
Señor Presidente, en Colombia jamás va a ver paz si seguimos haciéndole rentable el negocio a los criminales. Lo que necesitamos es legalizar las drogas, y ejecutar fuertes campañas de pedagogía sobre el consumo y sus consecuencias.
Puede seguir vistando el centro con el Alcalde, y hasta entregarle una Gobernación a Timochenko. Al final, si es bueno el negocio, más muertos, más violencia, menos paz.
@santiagoangel66
Paz sin drogas no es paz
Vie, 22/01/2016 - 04:06
A propósito de la visita del Presidente Santos y el Alcalde Peñalosa el pasado martes a la Calle 13 con Carrera Caracas, en el centro de Bogotá, uno de los lugares más peligrosos de la capital y e