Colombia el país de las inconsistencias

Mié, 20/12/2017 - 04:04
Las últimas semanas a la mayoría de los colombianos nos llamaron la atención todos los intentos del Gobierno Nacional para revivir las 16 curules de paz “supuestamente” para las víctimas. La v
Las últimas semanas a la mayoría de los colombianos nos llamaron la atención todos los intentos del Gobierno Nacional para revivir las 16 curules de paz “supuestamente” para las víctimas. La verdad es que se demostró que las Farc tenían un interés muy especial en ello y que raramente los propios grupos de víctimas manifestaron no estar incluidos en las listas de posibles candidatos. Lo llamativo no es eso, lo importante es que por primera vez en la historia un Presidente de la República, Juan Manuel Santos, intenta revivir un proyecto de ley ya hundido en el Congreso. Lo grave está en que como sistema democrático que impera en Colombia existe el equilibrio de poderes, se aplica la teoría de frenos y contrapesos, y se respeta la división de los 3 poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Por tanto, el hecho de que un poder como el ejecutivo intente ordenar a otro un resultado e imponerse para lograr algo en su interés propio tiende a pensar que está fracturándose la democracia e institucionalidad colombiana claramente. Esto no es todo, utilizar los mecanismos judiciales como la acción de cumplimiento para intentar obligar al Presidente del Congreso a cumplir con la aprobación del proyecto se hace más absurdo, un proyecto ya hundido cómo se va a revivir si nunca tuvo vida jurídica. No es lógico desde ningún punto de vista pensar que a un juez de la República se le ocurra hacer cumplir un proyecto de ley archivado que nunca se consolidó como ley. Algo bueno sale de esto y es que el Presidente del Congreso el Senador Efraín Cepeda no se dejó manipular por el Gobierno y mantuvo una posición legal y jurídicamente correcta frente a lo obvio que era negar ese cumplimiento dado que era imposible de cumplir. Lo triste es que esa debió ser la posición de todo el Congreso de la República, cerrar filas alrededor del presidente del Congreso y apoyarlo frente a algo claro, pero sobretodo defender la autonomía e independencia que por más de 200 años ha tenido el legislativo en Colombia. A algunos, gracias a la mermelada se les olvidaron aspectos básicos como este. Sin embargo, esto no es tan exótico como parece, la verdad es que este gobierno de Juan Manuel Santos ha sido el ejemplo de las mayores inconsistencias y contradicciones en la historia de Colombia. Basta con recordar el resultado del plebiscito, impulsar un mecanismo de participación ciudadana tan importante para el país, invertir altas sumas de dinero en su logística y aparentar ante el mundo entero que le interesaba consultar a la ciudadanía colombiana era algo interesante para cualquier democracia. La realidad fue que lo hizo, lo perdió y en vez de asumir la responsabilidad política que eso implicaba lo que hizo fue desconocer el resultado e imponer el Si. A la luz de cualquier escenario institucional rompió con la credibilidad y confianza en un gobierno y más aún en un mandatario. Si seguimos haciendo un reporte de las inconsistencias podemos recordar la famosa frase de nuestro Presidente Santos cuando dijo “el tal paro agrario no existe”, esto fue una gran sorpresa después de ver el país colapsado, las carreteras bloqueadas por campesinos, el transporte de carga, escasez de alimentos y aumento de precios de los que estaban en supermercados. Ante este escenario se esperaba una reacción inmediata el ejecutivo para negociar y levantar el paro rápidamente, pero de manera contradictoria sale el Presidente Santos en alocución nacional a decir que el paro no existe, y a los pocos días tuvo que enviar a medio gobierno para que le solucionaran algo que había desconocido totalmente. No se puede dejar pasar el nuevo fallo que ordena que la publicidad de la Alcaldía de Bogotá sea más incluyente y se refiera de ahora en adelante como “todos y todas” nada más absurdo que ahora la justicia colombiana regula y falla respecto del uso del idioma por encima de los criterios de la Real Academia de la Lengua Española. Desconociendo que la verdadera inclusión son políticas públicas, los hechos que evidencien el enfoque diferencial para las mujeres y no un título de publicidad que ridiculiza la realidad y el idioma. Así hay miles de ejemplos que solo demuestran las inconsistencias, las contradicciones, el irrespeto a la institucionalidad, la búsqueda de violentar la constitucionalidad, violar la democracia, entre otros vejámenes que solo se evidencian cuando se quiere imponer ideas en contra del consenso nacional o de la ciudadanía que lo eligió sin darle un mandato para que hiciera un proceso de paz, se le eligió para continuar con la seguridad democrática y lograr terminar lo que se había iniciado en los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y con los votos de este mismo. Esperemos que con las elecciones del 2018 se cambie este Presidente, se cambie este gobierno que se ha burlado de la Constitución, la ley, del Congreso de la República y de la Rama Judicial. Esperemos se recupere la institucionalidad, la división de poderes y la democracia, donde los ciudadanos cuenten de verdad y no sólo como fachada para ganarse un Nobel de Paz.
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