Con una desaprobación generalizada del 75% entre los estadounidenses, Donald Trump cumplió 200 días, el pasado 9 de agosto, ocupando el cargo más importante del mundo, ratificando todos los miedos de sus opositores de campaña quienes aseveraban que el magnate de cabellera naranja sería un completo fiasco en la Casa Blanca.
Y es que muchos pensaron que, por el solo hecho de ser un multimillonario, este pintoresco ciudadano americano ya contaba, de sobra, con las habilidades y aptitudes suficientes para solucionar los problemas más sensibles de los Estados Unidos. Nada más lejano de la realidad y una vez más se demuestra que no, necesariamente, quien es exitoso en el sector privado, lo será en el público; como muchos aducen.
En este artículo no quiero medir la gestión del señor Trump basado en sus múltiples salidas mediáticas en falso, por su escandaloso twitter o por su patético protagonismo diplomático, tampoco analizaré si le dio la mano o no a Merkel o su fastidioso estrechón de manos a Macron, acá me centraré en analizar tres puntos esenciales de gestión de un presidente en un país demócrata, económica, salud y educación.
Empecemos por la primera: Si bien, la economía de Estados Unidos pasa por un buen momento, lejos está de ser una consecuencia de la gestión de Trump, los resultados del crecimiento del empleo y el buen comportamiento de la Bolsa ya se venían presentando en el último trimestre de la presidencia de Obama.
Trump no vaciló en afirmar que todos eran datos falsos, que era una creación política y que el país estaba en el peor momento de su historia económica, pero desde que Trump asumió la presidencia estos números han continuado con el mismo patrón de crecimiento y ahora se atribuye estas cifras como el resultado de su gestión, la cuestión es que la gestión se basa en medidas, acciones, proyecciones y resultados, pero Trump solo presenta los últimos, pues medidas, acciones y proyecciones sobre la economía no han existido, no existe ningún plan concreto y robusto de política económica presentado por su administración, lo que solo demuestra que fueron las medidas de Obama y no los resultados de Trump, las que han impactado la económica estadounidense.
Respecto a la salud pasa exactamente lo mismo, pero en este caso, lo único que pretendió hacer Trump fue anular el Obamacare, solo por anularlo, por capricho, pues no tenía un plan alternativo que lo reemplazara, la misma base republicana aliada de Trump, lo obligo a retirar esta iniciativa de voto de nulidad de la Cámara Baja.
En educación la situación es más particular aun, Trump no ha hecho NADA, absolutamente NADA en asuntos educativos, no existen iniciativas claras sobre la educación pública. Como era de esperarse, la multimillonaria Betsy DeVos, esposa del heredero de la pirámide Amwey y quien fuese duramente criticada por los demócratas al ser nominada como Secretaria de Educación, no ha hecho absolutamente nada, no posee experiencia alguna en el sector y se dice que es enemiga de la educación pública, independientemente de los rumores sobre ella, su gestión ha sido prácticamente nula y cada vez cobra más poder la tesis que dice que su cargo obedece a un pago de una cuota burocrática como agradecimiento a sus multimillonarias donaciones al Partido Republicano.
En este orden de ideas, podría decirse que Trump ha sido un completo fiasco al frente de la Casa Blanca y, al igual que en su campaña, utiliza decenas de cortinas de humo para ocultar su mediocridad como gobernante, cortinas de humo a las cuales los medios de comunicación le marchan efectivamente, sus visitas como Jefe de Estado siempre dan de que hablar y su “show” internacional son las mejores estrategias para distraer a los ciudadanos de lo realmente importante, creo que Trump a diario agradece a Dios la existencia de Kim Jong-un y se lo encomienda a La Virgen María, si no fuese por este niño con juguetes nucleares la incapacidad de Trump sería más visible para sus ciudadanos y el mundo.
200 días de Trump, el fiasco “greengo”
Sáb, 12/08/2017 - 10:44
Con una desaprobación generalizada del 75% entre los estadounidenses, Donald Trump cumplió 200 días, el pasado 9 de agosto, ocupando el cargo más importante del mundo, ratificando todos los miedos