La radio comunitaria también muere de hambre

Sáb, 25/04/2020 - 10:34
"Si Colombia deja que se apague la red de emisoras comunitarias, lo va a lamentar eternamente"...

Podría decirse que las emisoras comunitarias del país atraviesan por un momento de crisis, ya que su presupuesto de ingresos, históricamente ha sido deficitario. Igualmente sería cierto afirmar que la pauta publicitaria de la que deberían vivir, está siendo afectada en estos momentos de pandemia porque los anunciantes les están cancelando sus contratos como consecuencia de que a su vez los comercios, industrias y centros de prestación de servicios están cerrados.

Y claro, eso es cierto, sin embargo la verdad es que las emisoras comunitarias del país están al borde del colapso, de la inanición, del cierre. Y no es un asunto de menor valía, porque son ellas, algo así, como el sistema circulatorio que irriga, a lo largo y ancho del país, la información, la formación y la lúdica a través de esos vasos comunicantes que son las 625 estaciones locales que existen en el país, a las cuales se sumarán 187 que acaba de adjudicar el Ministerio de las Tecnologías de la información y las comunicaciones, como resultado de la convocatoria pública #001 de 2019.

Aquí entonces no se está ante una crisis de las personas que trabajan en esas emisoras, no. El problema real es de mayores dimensiones, porque ellas crean tejido social y son el más preciado medio a través del cual los campesinos, y las personas menos favorecidas, que no poseen modernos equipos de tecnología digital ni pertenecen a grupos o comunidades, de las que forman parte de la existencia ya inconsciente de la mayoría de habitantes de las ciudades, se enteran de lo que sucede en el país o el mundo, atienden los contenidos formativos de entidades públicas o privadas o se entretienen con el humor, la música y los radiogramas que creadores locales les comparten.

Fotografía de un estudio de emisora comunitaria
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Fotografía estudio de emisora comunitaria

Sus gremios están angustiados

Kienyke.com consultó a los líderes de estas radio difusoras, las cuales, en la mayoría de los casos, son pequeños emprendimientos sociales que se han desarrollado con el objetivo primario de servir, y se ha encontrado con que cada una de ellas no está dando la batalla sola, y por eso, han logrado tejer lazos asociativos de distinto orden en prácticamente todas las regiones del país.

La Red de Emisoras Comunitarias Nación Caribe, la Asociación de emisoras Comunitarias de Córdoba, Asoredes y Asenred de Antioquia, Red Guacamaya en el Caquetá, RMCC de Caldas, Cantoyaco de Putumayo, Antena Ciudadana de Bogotá, Redenorte, Resander, Radar de Norte de Santander, Ecosura,  y La Red FM del Valle del Cauca, son algunas de las organizaciones que las agrupan, las cuales es preciso mencionar, porque afilian a 367 emisoras ubicadas a lo largo y ancho del territorio nacional.

Juan Guillermo Cano, uno de los más reconocidos líderes y precursor de su asociatividad, afirma que “lo que se pretende es tener un Sistema Radial Comunitario, que no busca competir con las cadenas radiales comerciales, pero sí verse como una gran empresa de radio comunitaria al servicio de los campesinos que se encuentran en las regiones del país; estos entes nacieron, debido a que nadie defendía estas estaciones radiales, no existía un guía o quién brindara orientación, y todos abusaban de ellas: centrales de medios, agencias de publicidad, clientes, particulares, políticos, entre otros”.

Fotografía de Juan Guillermo Cano de Asoredes
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Fotografía de Juan Guillermo Cano de Asoredes

La pauta oficial no aparece

Rubén Darío Arias, director de la Emisora LaUva Fm Radio y presidente de La Red FM del Valle del Cauca, es enfático al defender el papel que cumplen las emisoras en las comunidades a las cuales sirven y se lamenta de que en los actuales momentos la situación que siempre ha sido deficitaria se haya tornado en caótica: “Tenemos que pagar el uso del espectro al Ministerio de las tecnologías de la información y las Telecomunicaciones, derechos de autor a Sayco y Acimpro, salarios, arrendamientos, servicios públicos, entre muchos otros gastos, y el 90% de nuestros anunciantes, han cancelado sus contratos”.

Por ello, el pasado 6 de abril, le escribieron una carta al señor Presidente de la República, la cual recoge sus angustias y solicitudes, sustentadas en la urgencia de que se atiendan las necesidades básicas de sus colaboradores quienes desinteresadamente participan de la programación de servicio que ofrecen y que ahora también están sumidos en la impotencia. En uno de sus apartes, la misiva reza:

En este sentido, esperamos que con su buena voluntad se pueda de manera inmediata generar desde el Ministerio de Hacienda y desde el Fondo de comunicaciones que dirige el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones MIN Tic, una LÍNEA DE APOYO HUMANITARIO PARA LA RADIO COMUNITARIA, que nos permita tener un componente nutricional para nuestros equipos periodísticos comunitarios, y un apoyo económico para la operación de las radios comunitarias, toda vez que, ante la emergencia sanitaria, los sectores económicos se paralizaron reflejando de manera negativa las posibilidades de sostenibilidad de las radios comunitarias”.

Hasta el momento esa ayuda no ha llegado, por cuanto el Presidente le envió la Carta a los Ministerios en ella citados, pidiéndoles dar respuestas, las cuales desde el Mintic´s, lo único que les ha producido es desconcierto y desazón.

Es necesario, anota Rubén Darío, que los municipios y demás entes territoriales incluyan en sus variables comunicacionales y en cada uno de sus proyectos, planes y programas, algunos presupuestos que les permitan apoyar la gestión de la radio comunitaria como lo aconsejó el documento 3506 de 2008 del Consejo nacional de Política Económica y Social, CONPES, titulado "Lineamiento de política para el fortalecimiento del servicio comunitario de Radiodifusión Sonora"

Los estudios de audiencia las respaldan

El más reciente estudio de Audiencia de Radio, ECAR, realizado por el Centro Nacional de Consultoría, asegura que el consumo de radio durante la pandemia se aumentó en un 61% y el 92% de los oyentes afirma que la radio ha cumplido funciones de entretenimiento, distracción y diversión, mientras el 86% asegura que la oyen porque les ofrece compañía.

Con esas conclusiones y la información que provee de fuentes complementarias donde se afirma que de cada 10 colombianos, 7 escuchan radio, y de ellos, 4 sintoniza emisoras comunitarias, los argumentos serían contundentes para que los anunciantes siempre acompañaran el esfuerzo comunicacional de estas organizaciones, pero la realidad es bien distinta.

Jorge Londoño, vocero de Antena Ciudadana en Bogotá que reúne emisoras como Suba al Aire 88.4 F.M; Vientos Estéreo 94.4 F.M; En Su Presencia 95.5 F.M; y la Norte 94.4 F.M., es contundente cuando afirma que: “La situación que se vive en las Emisoras Comunitarias, es bastante difícil desde hace aproximadamente cuatro años, pues no llega pauta de forma constante, ya que durante la administración del alcalde Peñalosa la pauta del Distrito le fue negada por tener los medios de comunicación una posición crítica.

Lo que vivimos actualmente a causa de la cuarentena incrementa aún más la situación. Con la emergencia sanitaria se ha paralizado casi toda la programación, ya que varios anunciantes y espacios arrendados se han retirado o se han suspendido temporalmente; y la pauta oficial del Distrito, que puede ser una fuente que oxigene, aún no llega”.

Estrategias de aguante

Juan Guillermo Cano, el representante legal de “Asoredes”, dice que han optado por bajar programación en muchas emisoras, de 24 horas diarias a 14, sacar al personal a vacaciones no remuneradas, pedirle a directores o voluntarios que trabajen por la comida y hacer hasta lo imposible para evitar que muchas emisoras tengan que apagar de manera temporal o definitivamente, porque de cada 10 clientes se han ido, como mínimo, 8.

Los diferentes voceros agradecen a “Sayco” y “Acinpro”, entidades que les han rebajado durante tres meses sus tarifas en un 30%, aun cuando también esperan que un descuento similar y plazos de pago, sean otras de las opciones que les permitan mitigar la situación, al tiempo que esperan que entes territorial como la Gobernación de Antioquia que se ha comprometido de buena manera con su trabajo, aprueben sus planes de medios  y que lo mismo suceda en otras regiones del país.

De igual manera, confían en que estrategias de organismos internacionales los tengan en sus planes como sucedió ya con una experiencia denomina “Así suena la paz en los territorios” liderada por la Unión Europea y que se desarrolló de la mano de 400 emisoras comunitarias con rotundo éxito

La seguridad también está en riesgo

Si bien en la mayoría del territorio nacional las emisoras comunitarias desarrollan su labor con libertad y apoyo social comunitario, no pasa lo mismo en territorios como Norte de Santander, Cauca, el Bajo Cauca Antioqueño o algunos municipios del departamento de Nariño donde distintas organizaciones delincuenciales impiden que se de cualquier información que se refiera a sus fechorías.

Por contar la verdad de lo que acontece en estos municipios y no cumplir con lo que ellos dicen, han sido amenazados 8 comunicadores comunitarios en la subregión del bajo Cauca y el 12 de agosto de 2014 fue asesinado Luis Carlos Cervantes Solano, quien era el Director de la Emisora Morena Estéreo del Municipio de Taraza, luego de sobrevivir, durante 4 años, a varios atentados en su contra, por denunciar hechos de corrupción y violencia en varios municipios del Bajo Cauca antioqueño, en tanto que la semana pasada, otro periodista del Canal Regional Teleantioquia, también fue sentenciado.

Lo único que pareciera fácil para las emisoras comunitarias del país, es el acceso a la información, en la que sí son tenidas en cuenta por entidades públicas, privadas y sociales que ven en ellas el vehículo expedito para llegar a zonas marginadas del territorio, aunque algunas veces sienten que a la hora de requerir a los personajes para complementar la información, las discriminan.

Fotografía de Rubén Dario Arias
Créditos:
Fotografía de Rubén Dario Arias

Esa voz no puede apagarse

Ya está dicho, 813 estaciones de radio comunitaria tendrá Colombia este año, de las cuales 625 están operando actualmente en precarias condiciones económicas, y de ellas, 367 aproximadamente, son acogidas por 14 redes gremiales en 21 departamentos del país, todo lo cual supone, además de una amplísima programación que recoge las expresiones culturales de las diversas etnias en todas las regiones del país, el medio de expresión y subsistencia de una incalculable población, cuyos miembros se han hecho a pulso a través del tiempo.

Igual, sucede con una gran cantidad de otros medios alternativos, entre los que se cuentan periódicos y estaciones de televisión o canales locales, que a su manera también son adalides de la libertad, el derecho a la información y a la opinión y de los cuales Kienyke también se ocupará en próximas entregas.

Tendremos que estar de acuerdo con los líderes gremiales de estas organizaciones cuando afirman: Si Colombia deja que se apague la red de emisoras comunitarias, lo va a lamentar eternamente. 

Con la colaboración especial de Ancízar Villa. 

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