KienyKe.com asistió a la edición número 14 del Festival de Cine Verde de Barichara en Santander en donde conversó con varios miembros del Mercado Verde, iniciativa de Festiver para visibilizar y promover las economías locales de los habitantes de esta departamento que le apuestan a construir país por medio del cuidado del medio ambiente.
Allí conocimos la historia de Adriana Holguín, una mujer rural que lidera una asociación de cacaocultoras al sur del departamento de Santander.
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En el municipio de Landázuri, un rincón privilegiado del departamento de Santander, Colombia, Adriana Holguín se ha convertido en una embajadora del cacao a través de su emprendimiento familiar, "Xué Chocolate Artesanal".
Desde 2016, junto a su hermana Tania Holguín, Adriana ha transformado su amor por la tierra y el cacao no solo en su proyecto de vida y sustento, sino también en la oportunidad de aportar desde su territorio a la construcción de paz y la sostenibilidad en su región.
Adriana creció en el campo, donde el cacao siempre fue parte de su vida, algo evidente al escucharla hablar con propiedad de este proyecto que ha ido tejiendo paso a paso con esfuerzo y dedicación para rendirle un homenaje a su legado familiar.
Su abuelo, un pionero en el cultivo de cacao, fue un referente en la comunidad, promoviendo el progreso y la educación, algo que se transmitió al padre de Adriana, Rubén Holguín, un docente apasionado por la enseñanza, quien siempre incentivó a su familia a aprovechar la tierra y a capacitarse: "Llevar su legado a la práctica es mi motor diario", dice con orgullo.
Fue de hecho, la muerte de don Rubén en 2013 el catalizador de Adriana para concretar este proyecto y rendirle un homenaje con todas las letras a quienes le habían enseñado a querer el campo y a verlo como un escenario de progreso. Junto a su madre, quien asumió el liderazgo familiar, decidieron utilizar la finca familiar para iniciar este emprendimiento. "Cuando le dije a mi mamá lo que quería hacer, no creía que fuera posible, pero finalmente nos dio la oportunidad", recordó Adriana.
En Landázuri, Santander la coca ya no es el camino
Esta mujer rural que se formó como ingeniera industrial y actualmente es estudiante de una maestría en transformación de conflictos y construcción de paz, ha forjado un camino significativo en un territorio donde se ha librado una dura batalla por la sustitución de cultivos ilícitos como la coca. "El cacao es el cultivo de la paz en nuestro territorio", afirma con determinación.
De hecho de acuerdo a un reciente boletín de prensa de la presidencia de la república, familias de municipios del departamento de Santander como Cimitarra, Landázuri, Puerto Wilches, Barrancabermeja, San Vicente y el Carmen de Chucurí, están apostando por esta transformación en sus cultivos.
Esto ha tenido un impacto social significativo en esta región: "La gente está cambiando sus vidas a través de la producción lícita, y eso se siente en el ambiente", explica Adriana.
Landázuri, el tercer municipio productor de cacao en Santander, ofrece un clima perfecto y una biodiversidad exuberante que favorece este cultivo. Adriana destaca que el cacao de su región no solo es de calidad, sino que también cuenta con un material genético excepcional. Sin embargo, enfrenta desafíos, especialmente en cuanto al control fitosanitario y la escasez de mano de obra, cuestiones que podrían comprometer su producción.
De acuerdo a Holguín, el cultivo no se había explotado en su totalidad. “Siempre vimos la necesidad de transformar el grano y no solo venderlo”, señala.
Por eso mismo, esta mujer rural decidió impulsar la creación de una asociación de mujeres cacaocultoras llamada Asomucar, donde Adriana busca empoderar a otras mujeres en su comunidad y otros territorios, pues ha participado en la capacitación de muchas mujeres rurales en diversas regiones de Colombia, brindándoles herramientas para que puedan iniciar sus propios emprendimientos. "El cacao tiene el potencial de cambiar vidas", asegura sin desconocer los retos que todo esto conlleva.
El sueño de llevar el cacao colombiano a mercados internacionales
Es así como poco a poco Xué Chocolate Artesanal se ha posicionado como un referente por su enfoque en productos naturales y saludables, además de un ejemplo para otros proyectos de cacao en la región.
Consciente de los retos que aún enfrentan, como la necesidad de infraestructura adecuada para la transformación del cacao y la capacitación continua, Adriana mantiene viva la esperanza. Su sueño es expandir Xué Chocolate no solo a nivel local, sino también en mercados internacionales.
"Quiero que más productores puedan acceder a estas oportunidades y que las mujeres vean el campo como un lugar donde pueden prosperar", enfatiza.
Adriana se propuso ofrecer chocolates con diferentes porcentajes de cacao, desde el 70% hasta el 100%, y adaptarlos a las necesidades de sus consumidores. "La gente no estaba acostumbrada a consumir chocolate con alto contenido de cacao, pero poco a poco hemos ido educando el paladar", explica.
El camino hacia el reconocimiento internacional fue arduo. En 2017, Adriana decidió participar en el Salón de Chocolate de París, a pesar de los desafíos económicos y personales. "No fue fácil conseguir los recursos, pero la experiencia fue enriquecedora", comenta. La retroalimentación positiva que recibió le dio impulso y confianza. En los años siguientes, Xué Chocolate ha continuado participando en ferias internacionales, logrando llegar hasta Quebec, ciudad canadiense en donde ya comercializa sus productos.
Mujeres como Adriana son quienes trabajan día a día por fortalecer el campo colombiano con proyectos como el del cacao que mejoren la calidad de vida de las comunidades en territorios que han tenido que enfrentarse en muchas ocasiones al olvido del estado y a los estragos del conflicto armado. A través de su emprendimiento, no solo está creando chocolates, sino también oportunidades, y sueños para su comunidad. Cultivando un futuro donde el cacao se convierte en el verdadero sabor de la paz.