
Con recursos propios, dejando a un lado sus trabajos y perdiendo el asco han actuado en los últimos días varios grupos de organizaciones de Bogotá. Su labor se ha centrado en el Bronx, intervenido por las autoridades el pasado 28 de mayo.
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No lo hacen para resocializar a los miles de habitantes que salieron de allí, sino para rescatar a decenas de perros y gatos que tal vez fueron sus compañeros y quedaron a su suerte desde el desalojo. Ahora esperan que muchas más personas se sumen y le den una mejor vida a los animales.
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El trabajo de estos grupos se hace con las uñas y bajo ciertas condiciones. Aunque en varias oportunidades han acudido al Bronx y han recuperado decenas caninos y felinos, les preocupa que muchos resulten muertos luego de la demolición que prepara la Administración Distrital para darle otra cara al sector que hace un par de semanas abundaba en droga, alcohol y sangre.
"Ya hay muchos muertos y ya hicieron las primeras fumigaciones", dijo a KienyKe.com Martha Ruíz, de la organización 'Pelos de gato'.
En medio del panorama, le parece curioso el estado en el que se encontraban algunos animales. "Ningún gato estaba flaco o desnutrido y la mayoría estaban esterilizados", cuenta al explicar que en cambio hallaron varios perros con sarna y hasta una que fue abusada sexualmente.
Y aunque los voluntarios quisieran que perros y gatos tuvieran una mejor vida, hay varias condiciones que les impiden lograrlo. Dicen que inicialmente se deben tener unos permisos para ingresar a las viviendas que fueron escenarios de varios delitos, además de contar con jaulas para atraparlos, guacales y transporte.
Una vez que son evacuados del lugar, son sometidos a exámenes y vacunas para trasladarlos a "hogares de paso", donde los cuidan mientras se recuperan en su totalidad para ser entregados a nuevos dueños.
Ruíz lo califica como un trabajo "monstruoso" por los alcances que han tenido, pese a que solo se financian de donaciones y dinero de los voluntarios.
No cuenta con una cifra exacta de animales que aún quedan allí pero se atreve a dice que serían entre 60 y 100, por lo que espera sacar junto a sus compañeros todos los que puedan en el poco tiempo que les queda.
"No tenemos acceso a los sitios más tenebrosos y no es posible rescatar a todos los animales", añade.
Martha, ama de casa de 48 años y madre de dos hijos, indica que el Distrito no ha hecho nada por ayudar. "El único apoyo ha sido la facilidad de ingresar", precisa.
Lo que ella y otros defensores de animales pueden ahora, es esperar que se tenga autorización para volver al Bronx, y entre ratas, escombros y cuchillos, puedan recuperar muchos más.
Para lograr su cometido, invita por último a quienes quieran aportar, ya sea respaldando la recuperación o esperando una gran jornada de adopción de los habitantes de cuatro patas del Bronx.
"Hay que decir que la vida no tiene precio, que cualquiera es igualmente valiosa y que tal como los seres humanos tienen capacidad de aprender y adaptarse. Es el amor más puro y sincero", finaliza.
