Hace seis años el mundo del fútbol se conmovía con la historia de Murtaza Ahmadi, un niño afgano que se hizo viral por una fotografía en la que se le veía de espaldas portando una camisa Lionel Messi, hecha con una bolsa de plástico y con los números del jugador pintados con marcados. Hoy, el pequeño vive una pesadilla por la invasión de los talibanes.
Murtaza tenía cinco años de edad cuando el mundo miro hacia el Distrito Jaghori, en Ghazni provincia oriental de Afganistán, para conocer la historia de "el mayor fan" del astro argentino que recientemente salió del Barcelona para llegar al Paris Saint Germain. A esa edad no entendía de conflictos ni de opresión, su gran pasión era el fútbol y ese fue el relato que vimos todos.
Sus hermanos mayores conocían de su admiración hacia el deportista y le fabricaron una equipación con una bolsa de plástico a la que le pintaron el número 10 y le serigrafiaron con bolígrafo el nombre de Leo Messi, su gran ídolo. Se dio la circunstancia de que la bolsa era de rayas de colores azul celeste y blanco, similar al uniforme de la Selección Argentina. Su fotografía acumuló miles de likes y se ganó un lugar en ese libro que narra las historias lindas que hay detrás del fútbol.
Su imagen no pasó desapercibida para la Unicef, agencia de Naciones Unidas que tiene como objetivo garantizar el cumplimiento de los derechos de la infancia y adolescencia, y asegurar su bienestar en todo el mundo.
Unicef Afganistán encontró a Murtaza en Jaghori -una región controlada por los talibanes- junto a su familia, los Ahmadi, quienes forman parten de la minoría hazara y la pertenencia al Islam chií les otorga el estatus de parias en una sociedad afgana mayoritariamente suní.
Al pobre lugar llegaron voluntarios y le entregaron una camiseta firmada y un balón de fútbol del astro argentino. Un tesoro para cualquier fan de Messi, y más para un niño que vive en uno de los países más violentos del mundo, en donde la guerra se ha convertido en el día a día de sus habitantes. Ese día su sonrisa le dio brillo a las áridas calles de Jaghori.
Pero su historia dio para más, y el propio FC Barcelona a través de Unicef llevó a Murtaza a Doha a conocer a su ídolo. El 15 de diciembre de 2016, en la previa del partido amistoso entre el Barca y el Al-Ahli, el pequeño afgano vivió un emotivo episodio con Messi, tanto en el hotel de concentración como en el estadio Al Gharafa.
El argentino se mostró muy contento por el encuentro, y estuvo muy participativo con él. El niño, encantado con el acto, no se separó de su ídolo en ningún momento. Tampoco lo hizo en los minutos previos al partido. En el túnel de vestuarios, justo antes de salir al césped, Messi acompañó de la mano a Murtaza, que se ha cogido con fuerza a la cintura del '10'.
Una vez en el centro del campo, el niño no se separó de Messi -participó del minuto de silencio con el equipo-, y acompañó a los jugadores hasta el inicio del encuentro, en una imagen emotiva y curiosa que provocó las sonrisas de los azulgranas. De hecho, no se fue del campo hasta que el árbitro se lo llevó en brazos, ya que él quería quedarse a jugar con su ídolo.
Tras su regreso al país que lo vio nacer empezó el calvario. Murtaza, sus padres y sus cuatro hermanos tuvieron que mudarse a una modesta habitación en un edificio en Kabul tras la llegada de los talibanes a Jaghori.
En un informe de la BBC, publicado en 2018, al pequeño se le llenaron los ojos de lágrimas cuando recordó que las dos camisetas firmadas y el balón que le regaló Messi, se quedaron abandonadas en su hogar.
Y es que antes de que los talibanes irrumpieran en la región, la familia recibía continuas amenazas telefónicas a causa de la repentina fama de Murtaza. Su familia vivía con miedo porque la gente de su entorno pensaba que Messi les había dado dinero.
Las amenazas se hicieron insoportables y la familia tomó el camino del exilio a Pakistán, con la esperanza puesta en alcanzar los Estados Unidos. Sin embargo, la petición de asilo fue rechazada tras unos pocos meses y Murtaza, sus padres y sus hermanos se vieron obligados a volver a Afganistán.
Ahora, tras la reciente invasiva talibán, la pesadilla del pequeño fan de Messi se ha hecho más oscura. A pesar de que los líderes islamistas aseguran tener una postura de apertura y moderación, el miedo a repetir el régimen fundamentalista que ponderó entre 1996 y 2001 asecha a la región. Distintos habitantes piden ayuda para poder salir del país y entre ellos se encuentra Murtaza.
"Estoy atrapado en casa y no puedo salir porque tengo mucho miedo a los talibanes", aseguró en diálogo con la agencia de noticias EFE. "Quiero viajar a un lugar seguro desde Afganistán. Por favor, sálvenme de esta situación", suplicó el niño, quien además pidió ayuda a los futbolistas del mundo, y en especial a Messi, para poder salir de forma segura del país junto a su familia para jugar al fútbol en paz.
Así las cosas, Murtaza permanece en Kabul, ya con 10 años entiende el conflicto y su único deseo es salir del país para tener un futuro mejor. Mientras eso sucede, el "mejor fan de Messi", pasa día angustiantes ante las decisiones que pueda tomar el régimen.
